*Señala informe que menores sufrieron estrés postraumático, abandono y miedo
REFORMA / STAFF
WASHINGTON.- Los niños migrantes separados de sus padres el año pasado en la frontera de México con Estados Unidos mostraban síntomas crecientes de estrés postraumático, que se agravaron durante el proceso frenético de reunificación familiar, según un informe de un organismo supervisor interno del Gobierno estadounidense.
Los menores, muchos de los cuales ya enfrentaban situaciones difíciles en sus países de origen o las padecieron durante su viaje al norte, exhibían más síntomas de miedo, sensación de abandono y estrés postraumático que los que no fueron separados de sus padres, de acuerdo con el reporte del inspector general del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Algunos lloraban inconsolablemente, otros creían que sus papás los habían abandonado y estaban enojados y confundidos.
“Otros sentían miedo o culpa y se preocupaban por el bienestar de sus padres”, señala el informe.
Un menor de unos siete u ocho años fue separado de su padre y no sabía por qué. De acuerdo con el inspector general, creía que su papá había muerto y que él correría la misma suerte.
“Este niño requirió atención psiquiátrica de emergencia para atender sus trastornos mentales”, declaró a los investigadores el director de un programa.
Algunos de los menores separados de sus padres mostraron síntomas físicos derivados de sus traumas mentales, según los médicos.
“Muchos decían que les dolía el pecho, aunque todo estaba bien en el plano médico. Describían síntomas típicos de un sufrimiento emocional como: ‘me duele cada latido’, ‘no siento mi corazón’”, describió uno de los doctores a los investigadores.
El informe abarca un periodo del año pasado en el que las instalaciones para albergar migrantes estaban desbordadas como resultado de la política de “tolerancia cero”, bajo la cual al menos 2 mil 500 menores fueron separados de sus padres. Los niños permanecieron bajo custodia hasta que eran entregados a un tutor, generalmente uno de sus padres o un familiar cercano, en un proceso mal planificado, de acuerdo con reportes previos.
La agencia que emitió el informe dijo que cuanto más se prolongaba la detención, mayor era el deterioro de la salud mental del menor, y recomendó que se redujeran esos períodos.
También planteó la creación de mejores opciones para su atención mental y la contratación de más personal capacitado para lidiar con estos casos. La Administración de Menores y de Familias, división del Departamento de Salud y Servicios Humanos que se ocupa de los niños, dijo que ya se están implementando las recomendaciones, incluida la contratación de psiquiatras infantiles.
El informe se basa en entrevistas a decenas de médicos especializados en salud mental que atendieron a los niños, pero no aborda directamente la calidad de la atención brindada.