POR: kUKULKÁN
EN SUS cada vez más alejados buenos tiempos, el Partido de la Revolución Democrática era la esperanza de la izquierda latinoamericana desde México, el buque insignia de todos aquellos que deseaban la instalación de políticas sociales y económicas más humanas, alejadas de la adoración del dios dinero.
SIN EMBARGO, a la esperanza le dio el Síndrome del Chorrito, que se hacía grandote y se hacía chiquito. En tal tesitura, el PRD actual es un enano amarillo que, por poner un ejemplo, en Quintana Roo redujo su tamaño de cerca de cien mil apadrinados a algo menos de 14 mil fieles.
TODO LO que sube tiene que bajar, pero ¿cómo se puede pasar del cielo al suelo tan rápido? Recordemos que hasta hace no tanto, el Sol Azteca podía presumir de una nutrida bancada legislativa, en tanto que en el actual Congreso a duras penas pudo arañar un par de plurinominales.
¿CÓMO LLEGÓ a esta situación, en que de ser uno de los partidos grandes ahora forma parte de la chiquillada? Simple: siguieron la infalible receta priista de traicionar sus principios, de olvidarse de trabajar por la gente y ver por intereses particulares.
Y POR lo que se ve, hay otros partidos que apuntan a seguir sus pasos y enfermar también del Síndrome del Chorrito…
¡DON BETO, ya tenemos camiones de basura!
ASÍ ES, Chetumal por fin tendrá sus tan esperados camiones recolectores de desechos sólidos, con los que podrá decirle adiós a todos esos desperdicios que ensucian las calles y saturan su basurero municipal.
O AL menos eso es lo que promete la autoridad municipal, que tras meses y meses de darle vueltas al atolladero de no poder proveer el servicio básico de limpieza, parece que ahora sí podrá cumplir su obligación (entre muchas otras) para la que fue electa.
EN VÍA de mientras, usted cumpla con su parte y no tire basura en la calle, sepárela de ser posible y colóquela en los contenedores o espacios designados para ello.
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PERO NO todo son buenas noticias y no faltan las voces que invocan el apocalipsis si no es por Chana será por Juana.
EL MÁS reciente agorero del desastre es Amir Padilla Espadas, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles en la zona sur, quien al asomarse en su bola de cristal ve un deplorable cierre de año para la economía por la falta de biyuyo y de acciones concretas que muevan el sector.
QUE EL hombre tiene su parte de razón cuando se queja de que hay proyectos incumplidos o que no terminan de cuajar, como la mudanza de la Sectur a Chetumal, entre varios otros que se han quedado cortos o ni siquiera han sido.
ES BUENO no quitar el dedo de la llaga. Pero pintar catástrofes es algo que ya no asusta a nadie.