ÉDGAR FÉLIX
La mayor fortaleza de comunicación de Mauricio Vila Dosal está en la sencillez del lenguaje utilizado, casi popular, casi vulgar, casi prosaico, porque desde su perfil en redes sociales en el que se describe muy casual como “tengo 40 años, soy empresario, casado, padre de familia y Gobernador de Yucatán”. Así, ¿gobernador de Yucatán? como si nada, como ser gerente de alguna refresquera y eso les encanta a sus seguidores y gobernados. Un toque de desdén al poder.
Pero, la mayor fortaleza política la tiene en el PAN. Ese partido político prácticamente desaparecido, sin cuadros, desfigurado, arrinconado, humillado, envuelto en escándalos de corrupción y sumo representante celestial de la derecha mexicana. Yucatán es la cereza del pastel azul, porque de aquí procede uno de los mayores liderazgos panistas que crecieron hacia el centro y hacia el país, que luego se enrolaron con priistas y parieron pésimos presidentes como Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. Yucatán tenía un panismo de respeto frente a Chihuahua, Nuevo León y Baja California, gracias a su ideólogo yucateco Carlos Castillo Peraza, pero de eso han pasado ya muchos años.
Mauricio Vila Dosal es un panista más de estos tiempos, pero gran conocedor y conocido del sector empresarial enganchado desde el fuerte pasado blanquiazul de Nuevo León. Junto a este panismo viene el PRI, ese PRI tan desprestigiado y que ofreció liderazgos muy fuertes en Yucatán. Vila Dosal nunca fue seguidor ni alumno de Castillo Peraza para considerarlo el regreso de esa derecha intelectual que fue soterrada y asesinada por la ignorancia a toda prueba de Vicente Fox.
La gran fortaleza política del actual gobernador de Yucatán es ese sesgo único frente a una izquierda nacional con cuadros cada vez más fuertes. Es como el último de los mohicanos con capacidad para hacer algún daño. Su liderazgo no lo han logrado los dos años de trabajo en el gobierno de Yucatán, sino su llegada en 2018 cuando Morena arrasó por toda la República con el fenómeno político López Obrador.
El gobernador de Yucatán es muy joven y trae demasiada pila. Conoce y sabe utilizar el lenguaje que gusta a las masas para sus propósitos. Lo respalda una maquinaria digital impresionante de Communities Manager que le han dado en poco tiempo, en este año, poco más de 30 mil seguidores. En las redes se comenta que no descansa, que está desde las seis de la mañana a las dos de la mañana, sin parar, contestando por su nombre a quien lo busca en Twitter o Facebook. Total, prometer no empobrece.
Junto con la interactividad lograda con sus seguidores y amigos del Facebook, así como de Instagram, el gober Vila Dosal es incansable. Las campañas de información para la entrega de despensas, de información del Covid-19, de los programas de gobierno y varias acciones que lo rodean como funcionario público, cierran bien el ciclo de comunicación. Los testimoniales con la gente al momento de la entrega de despensas, de la lluvia de agradecimientos, de ser testigos del trabajo certero, colocan a Vidal como un personaje político en ascenso.
En cuanto a su discurso es muy claro. El lenguaje corporal más el verbal conjuntan un liderazgo que conecta. Hace poco veíamos cómo difundía spots de video con mentadas de madre y palabras altisonantes, como pinche, güey y un argot alburero y dicharachero que le dio buenos resultados entre sus electores. Esa etapa ya la pasó porque abusar de estas frases puede tener resultados contrarios. Ahora se refiere por el nombre de sus seguidores, atiende y se muestra muy receptivo a todos los problemas. Es común leer en su Twitter: “Ya chequé tu caso, hay buenas noticias, mañana se comunican contigo para informarte. Gracias por avisarme.”
Hasta ahora es la fuerza maya política del país. Tal vez el representante del panismo del sureste o uno de los únicos liderazgos fuertes que tienen los opositores a Morena. Sin embargo, sus detractores lo ven como un gobernador inflado que puede caer al primer pinchazo. ¿Por qué? Porque veamos su currículum de primera línea, que nos recuerda a Vicente Fox:
“Es licenciado en derecho egresado de la Universidad Marista de Mérida, con maestría en administración de negocios por la University of Phoenix,
Arizona y otra en gerencia política y gobernanza estratégica por la George Washington University. Está casado con María Eugenia Ortiz Abraham, con quien ha procreado tres hijos; Alejandrina, Mauricio y Santiago. Como empresario del sector restaurantero del 2005 al 2014, se desempeñó como agente de desarrollo de la franquicia internacional Subway para los estados de Campeche, Tabasco y Chiapas, y de 2003 a 2015 fungió como gerente general de esa misma franquicia en los estados de Yucatán y Quintana Roo”.
Lo preocupante es lo que dicen de él en cuanto a su trayectoria política:
“Ha sido consejero estatal del Partido Acción Nacional en Yucatán, candidato a presidente del Comité Directivo Estatal de ese partido político en el año 2017 y secretario de vinculación del mismo de 2008 a 2011. Fue diputado local por el IV distrito local con cabecera en la ciudad de Mérida, donde obtuvo una votación récord de 32,044 votos a favor de su partido en la elección de 2012, con una diferencia de 10,840 sufragios sobre su más cercano competidor del Partido Revolucionario Institucional. Se desempeñó como presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Congreso del Estado en la LX legislatura desde donde promovió diversas iniciativas y modificaciones de ley entre las que destacan la que tipifica el maltrato animal como delito con sanciones económicas y cárcel, la de gestión integral de residuos sólidos, y la de fomento de uso de la bicicleta”.
Así, por mucho Community Manager que se tenga (él niega rotundamente que haya contratado un equipo de estos) y una cuenta con miles y miles de seguidores es imposible llegar hacia algún lugar político al centro del país. En el fondo, del gobernador de Yucatán no tiene background.
ALUX: Recientemente leímos un mensaje de la senadora Marybel Villegas enviado como misil al gobierno de Tamaulipas, en defensa de Américo Villarreal Anaya, en estos términos: “toda nuestra solidaridad y firmeza, actuaremos. Fuera de la ley nada y por encima de la ley nadie, el gobierno de Tamaulipas retrógrada, inmoral e incongruente hoy se manifiesta persiguiendo y agrediendo al senador Villarreal”.
Sin duda, es una réplica del mensaje que su líder en el senado, Ricardo Monreal Ávila, le habría enviado también, pero con una posición distinta.
Como medicamento similar, lo mismo pero no lo mejor ni lo más barato: “Ante las agresiones que está sufriendo nuestro compañero senador Américo Villarreal Anaya, en Tamaulipas, por parte del gobierno del Estado, expresamos nuestra solidaridad y respaldo. No está solo y actuaremos de acuerdo con la Constitución y la ley”.
Comparemos ambos mensajes. A la senadora le urge moderación y oficio. El de ella es agresivo y hasta cierto punto un misil dirigido para explotar;
el otro tiene mucha intencionalidad y reconciliación política. Ojalá la senadora Marybel Villegas aprenda pronto el valor de las palabras.
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