Por Kukulkán
LA ESTUPIDEZ tiene forma de crueldad, por supuesto. Ser estúpido te hace cruel por las cosas que dices o piensas y cómo actúas. Pasó ayer con un video que publicaron de don Ricardo Villalba, un cancunense que desde el comienzo de la contingencia por el Covid-19 le ha dado de comer a cerca de 200 personas diariamente. Una labor loable, heroica y digna de reconocimiento.
EN ESTE NIDO nos molestan ciertas cosas y eso tiene que ver con algunos “comentólogos” que de buenas a primeras acusan a don Ricardo Villalba de que “quiere ser diputado o senador”. Así, sólo por ocurrencia, como un eructo, eso. Caray, lamentable para todas las víboras que nos enterarnos de estas reacciones humanas. Por eso creemos que el respeto comienza por uno mismo y termina con el vecino. Las víboras traen veneno pero también entienden el entorno.
MUCHAS FELICIDADES a don Ricardo Villalba.
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LAS INSTANCIAS más afectadas por contagios de Covid-19 o, al menos, con mayor repercusión, ha sido el Senado de la República: primero, Mirelle Montes, asesora del Grupo Parlamentario del PAN, anunció el 3 de abril que había sido diagnosticada positiva; luego, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, anuncia el 30 de abril que entraba en catorcena, después de haber acudido a la sesión permanente donde asustó a sus compañeros.
TODAS LAS víboras senadoras salieron arrastrándose ese día. Vinieron las pruebas y ahora han estado tranquilos a tal grado que ayer mejor sesionaron desde lejecitos, virtualmente y en sus casas. Nadie se quiere arriesgar y como para qué si se puede trabajar vía remota. Hay que recordar que apenas el tres de mayo falleció Clemente González, adscrito al Canal del Congreso, y las cosas se han puesto medio paranoicas. Hacia Quintana Roo nadie quiere perder la salud, pero tampoco desaparezcan. Las víboras andan medias molestas con los senadores de esta entidad porque han abanado el nido.
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NOS PREOCUPA mucho en este nido el silencio del Aeropuerto Internacional de Cancún sobre las medidas que tomarán en esta nueva etapa de reapertura, del inicio de la segunda ola de contagios del Covid-19 o del famosísimo comienzo del ciclo de “la nueva normalidad”, expresado así por varias partes del mundo. El Aeropuerto de Cancún sigue en silencio después de haber cerrado con tantos sainetes de extranjeros que se quedaron varados en sus pasillos.
¿QUÉ ESTARÁN TRAMANDO? Si es que traman algo. Cómo garantizarán la llegada de turistas sanos, la detección de visitantes enfermos de Covid-19, dónde serán aislados. No sabemos por qué en el Aeropuerto administrado por Asur siempre están diez pasos atrás de los programas de turismo dados a conocer por el gobernador Carlos Joaquín. Han pasado varias veces que muchos días después de que anuncian con bombo y platillo la llegada masiva de turistas o de disposiciones de salud como fue en marzo pasado, el Aeropuerto reacciona tarde, mal y equívoco, como ente ajeno.
ES LA ENTRADA principal y no da muestras de vida. Por ahí llegará 95 por ciento de visitantes a este destino turístico ya encarrilado a reabrir sus puertas. ¿Y el Aeropuerto?, como siempre, bien gracias.