Para cuando el Mercury Monterey Coupé llegó a la película ‘Cobra’ de 1986, ya era un vehículo de culto y usado para modificaciones.
STAFF / AGENCIA REFORMA
En la película “Cobra” de 1986, Sylvester Stallone es un policía que sigue sus propias reglas. El oficial Marion Cobretti, conocido como “Cobra”, protege a una testigo de los ataques de una mafia de asesinos. O algo así: realmente la trama de la película no es lo más llamativo.
Lo importante es el coche de Stallone: un Mercury Monterey Coupé 1950.
Los Mercury de finales de los 40 y principios de los 50 se volvieron vehículos de culto. Se podían convertir en hot-rods con relativa facilidad y, de fábrica, ya incluían un potente V8.
Su línea era elegante y fácilmente modificable. Especialmente los modelos del 49 al 51 eran los favoritos para ello, y una de las personalizaciones más populares era el recortar el techo. Al bajarlo, se amplificaba la línea deportiva y hasta siniestra de los Mercury.
Las adaptaciones incluían hacer el auto más bajito, casi rozando el piso, apariencia que les valió el sobrenombre de “lead sled” o “trineo de plomo”.
El nombre funcionaba al tratarse de autos pesados y cuya modificación los ponía muy cerca del piso. Pero, además y seguramente más importante, es que en la época los arreglos a la carrocería, ya fueran modificaciones o reparaciones, se hacían con plomo en lugar de pasta, así que realmente el apodo era bastante descriptivo.
El coche de “Cobra” no fue el primer Mercury en salir en una película, James Dean conducía uno en el famoso filme “Rebelde sin Causa”, que se rodó en 1955 y en el que se usó un modelo 49 que, realmente, no era un “custom” sino un vehículo de producción.
El Mercury 50 de Cobra sí resulta todo un modelo customizado. No sólo la parte estética está ampliamente modificada, también la mecánica con un tacómetro que, según la película, mostraba al motor a 8 mil revoluciones por minuto (que es de lo más creíble en el largometraje), además de óxido nitroso.
En el filme, el auto terminaba destrozado tras una serie increíble de hazañas, pero, en la vida real, el auto obviamente sobrevivió. De hecho, el dueño era el mismo Stallone y lo tuvo poco menos de una década después de la grabación. Sin embargo, el coche le fue robado en los 90 y su paradero fue desconocido por un largo tiempo.
Para 2009, el actor se dio cuenta que el coche estaba anunciado y en venta.
Se inició un proceso legal en contra del vendedor, en el que además de exigir el coche se le demandaba por 3 millones de dólares debido al uso sin autorización de la imagen de Stallone para realizar la comercialización del auto ¡que le había sido robado!
Finalmente, Stallone se reunió con el coche que se conoció como “Cobra Car”. La placa del auto, AWSOM 50, le hace mérito.