Por Kukulkán
HERMELINDA LEZAMA reaccionó muy lentamente ante el proyecto de construcción del hotel Gran Solaris. Todo comenzó cuando un grupo de ecologistas denunció, en plenos días de retiro de personas de la Zona Hotelera, la construcción de una barda perimetral en la playa pública Delfines. Increíble, pero alguien había aprovechado la falta de seres humanos para hacer sus fechorías.
COMO QUIEN aprovecha un negocio sólo para hurtar la caja o alguna mercancía. Así de ruin y de iguales dimensiones a un vil robo de calle. Pero en Playa Delfines se estaban robando, como sin querer, un enorme terreno de casi ocho hectáreas donde las tortugas marinas anidan y un hábitat de la iguana rayada. Ambas en peligro de extinción.
¿PERO POR QUÉ? procedían a actuar en lo oscurito si tenían todos los permisos del proyecto y el de Impacto Ambiental de la Semarnat. Porque quien se encarga de otorgar los permisos de construcción es precisamente, para este proyecto, el Ayuntamiento de Benito Juárez pero ya estaba vencido. Así que aplicaron el “ahí como no queriendo y yo autoridad del municipio hago que no veo”. Como no hay personas, no pasa nada.
PERO LES cayó el chahuistle maya. Y se destapó la cloaca de corrupción y componendas en el Ayuntamiento. Para evitar mayor escándalo sale la alcaldesa Hermelinda Lezama, envuelta en la bandera, a anunciar la suspensión de las obras. ¿Cómo? ¿En qué nos quedamos? Pues que ya se le había hecho bolas el engrudo y para evitar más escándalos ella pretendía lavarse las manos así.
PERO NO, ahora es responsabilidad de los diputados federales y de los senadores llegar a puntos de acuerdo para que se haga una minuciosa investigación de este caso. No puede quedar así impune y más de una autoridad municipal que intentó hacerse de la vista gorda del ecocidio del Gran Solaris. Los grupos ambientalistas ya presionan también para llevar a Hermelinda a tribunales. Las víboras regresan al nido en espera de que haya investigaciones caiga quien caiga.
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EN TULUM, el alcalde morenista Víctor Mas Tah, está endeudando al Ayuntamiento con 43 millones de pesos dizque para salir del problema por la contingencia del Covid-19. No obstante que el SAT le condonó a él, en lo personal, cerca de 300 mil pesos en impuestos, el presidente municipal quiere más dinero a costa del endeudamiento público al viejo estilo priista. Total.
ES UNA VERGÜENZA porque el gobierno federal se ha negado sistemáticamente a endeudarse para salir de la contingencia, pero al alcalde de Tulum se le hizo demasiado fácil firmar un crédito con el banco que terminarán pagando tres veces más. A estas alturas este funcionario está entregando muy malos resultados a la población. Su estilo muy sencillo, de mirada de “no rompo un plato” es una máscara porque atrás de esa personalidad hay un financiero sin valores ni ética.
AL MENOS si le hiciera caso al presidente Andrés Manuel López Obrador, como les ha dado el ejemplo a muchos a pesar de las presiones de empresarios y otros sectores para que se endeude, el alcalde Víctor Mas anda con la cartera desenvainada. Y además es uno de los consentidos del SAT para condonarle impuestos de sus cuentas personales. Vaya funcionario del jet set. Las víboras seguirán investigando a este personaje que parece dar otras sorpresas desagradables.