Elmer Ancona
El control de la educación en México será una realidad, todo parece apuntar que la llamada Cuarta Transformación (4T) tiene como propósito central “formar” a un nuevo tipo de ciudadano, muy al estilo de las naciones que han caído en manos de gobiernos populistas.
“Todo para el Estado. Nada fuera del Estado. Nada, absolutamente nada, en contra del Estado”. Fascismo puro. O como decían otros grupos de interés: “Si quieres dominar una nación controla su moneda, sus medios de comunicación y su educación”.
Bajo la bandera de un socialismo puro (o un gobierno popular, como se le quiera ver), la actual administración federal pretende no sólo tener el control de la educación, sino de la voluntad e inteligencia de las nuevas generaciones.
Lo que hizo recientemente el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, es tan sólo un ejemplo y, por supuesto, una auténtica bomba de tiempo: Se metió directamente con la autonomía y libertades de las escuelas particulares.
Confabulado con los diputados locales de Morena, PT, PVEM y PES, el gobernador planeó todo para aprobar una incoherente Ley de Educación que permitirá a las autoridades (a los autoritarios) meterse hasta la cocina de los colegios particulares.
No es que Barbosa Huerta esté enloqueciendo. Lo que sucede es que tanto él como todo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) están llevando al país hacia el populismo rancio que jamás se haya visto en México, con consecuencias desastrosas.
Con la iniciativa aprobada por el grupo de morenistas, los servicios e instalaciones, los muebles e inmuebles de las escuelas particulares de Puebla, a partir de ya, formarán parte del Sistema Educativo Estatal (artículo 105).
Y algo que da risa: de acuerdo con el artículo 112 de esta nueva Ley de Educación de Puebla, los colegios particulares están obligados a tener “colores neutros” en sus instalaciones (paredes, rejas, ventanas, uniformes, etc.).
Tampoco deberán poner a sus escuelas el nombre de cónyuges, parientes cercanos o de “cualquier” funcionario público.
Por si fuese poco, tampoco podrán tener un sólo proveedor de uniformes o material didáctico, salvo los que las autoridades dispongan; las escuelas privadas, mucho menos, podrán utilizar libros de texto a su libre albedrío, sino los que determinen también las autoridades (artículo 147).
Miguel Barbosa se fue con todo; no sólo se metió hasta la cocina de los colegios particulares, sino hasta la alcoba de los padres de familia, que son los únicos que pueden decidir dónde quieren que estudien sus hijos y bajo qué estándares de calidad educativa.
El gobernador está muy entonado con Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente nacional de Morena, quien recientemente planteó la iniciativa de otorgar al Inegi todas las facultades constitucionales para levantar censos con los que el Estado pueda meterse, sin freno alguno, en los hogares (para corroborar lo que tienen las familias) y en las finanzas de los cuentahabientes.
Dor – mi – do- tes
La ventaja que tienen los líderes, alcaldes y gobernadores emanados de Morena, incluyendo al presidente de la República, es que los mexicanos están más atontados y adormilados que nunca. Y no tanto por el coronavirus.
México tiene una sociedad algo gris, pasiva, taciturna, tibia, pasmada, que permite que auténticos ignorantes vengan a decir cómo deben hacerse las cosas a partir de ahora.
Los aguerridos ciudadanos que caracterizaron al país, los herederos de esos luchadores sociales, hoy están descansando cómodamente, dejando pasar una serie de atrocidades como nunca se había visto.
Hoy los gobernantes se sobrepasan, se burlan en la cara de los ciudadanos y creen que pueden hacer lo que se les antoje, sin que nadie levante la voz con suficiente fuerza para hacerlos retroceder.
En el caso de Puebla, es un reducido grupo de populistas (nada más) que cree poder hacer lo que se le antoje, y todo porque vemos una sociedad inerte, insensible, que no sabe que, con ese tipo de control educativo, lo peor está por venir.
Sólo la Sociedad Civil (universidades, intelectuales, académicos, padres de familia, ONG, OSC, entre otros) pueden poner freno a tanta locura, a tanta insensatez. Los populistas son pocos. Los ciudadanos, muchos. Sí se puede. Las bombas de tiempo pueden ser desactivadas.
“Todo para el Estado. Nada fuera del Estado. Nada, absolutamente nada, en contra del Estado”. Control de la educación… Control de la sociedad. Fascismo puro.
@elmerando