- El gobierno federal ha perdido el control de la pandemia que ha pasado para-bien o para mal-al ámbito de los gobernadores.
CANCÚN, Q. ROO.- CUARENTEMAS / Gracias a la conducta errática del presidente López Obrador, a la cifras manipuladas del subsecretario López-Gatell, y sobre todo, a la curva de contagios y muertes que no se aplana (al contrario, va rumbo a las alturas), el gobierno federal parece haber perdido por completo el control de la pandemia.
El presidente, quien no ha dejado de ser líder, se ha conducido con una frivolidad notoria y manifiesta, ya no digamos sacando sus estampitas de “detente”, sino negando la gravedad del asunto, rehusándose a usar el tapabocas y reanudando sus giras. En eso es idéntico a Donald Trump (Estados Unidos) y a Jair Bolsonaro (Brasil), que son los países que marchan a la cabeza en número de contagios. Quizá pronto los alcancemos…
Hoy día, el control de la pandemia está en manos de los gobernadores, que actúan en franca oposición al tema del semáforo sanitario. Un breve recuento:
- El de Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca, anunció que su estado seguirá en confinamiento, aunque el semáforo federal lo ubique en color naranja (único caso en el país).
- El de Querétaro, Francisco Domínguez, dispuso que se reanuden las actividades económicas el próximo miércoles, aunque su estado esté en rojo.
- El de Yucatán, Mauricio Vila, puso su semáforo en naranja, alegando que él tiene otros datos (todos tienen otros datos).
- El de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, pone la zona norte de la entidad en naranja —la más contagiada—, pero mantiene el rojo en el sur.
- El de Puebla, Miguel Barbosa, gobiernista y morenista de hueso colorado, anuncia medidas más coloradas que el semáforo rojo: no se permite el reinicio ni las actividades esenciales (la industria automotriz).
La lista podría seguir ad infinitum, porque casi cualquier gobernador —rodeado de micrófonos y a la cálida luz de los flashes— ha declarado que con base en sus propias mediciones y conclusiones, tiene su estrategia particular. Aún con la interferencia del gobierno federal, que sigue llevado los conteos y autorizando la importación de pruebas, 19 estados se han deslindado de la estrategia federal.
Esa es una pésima noticia, pues lo que hay en el fondo es un país desordenado, desorganizado y desobediente, en el cual la unidad y la disciplina no son más que demagogia. Treinta y dos estrategias estatales equivalen a decir que no hay estrategia nacional. La gestión de la epidemia requiere criterios científicos y los gobernadores no son expertos en el tema (algunos no son expertos en nada, y punto). Van a abrir o a cerrar al tanteo, “al ahí se va”, cada quien inventando su propia curva, y si las cosas se ponen mal culparán a la gente, por indisciplinada y desobediente.
Además, muchos están motivados por el cálculo político. Son opositores activos al régimen, ven a López Obrador debilitado y sin brújula, y apuestan a que no habrá mejor oportunidad para golpearlo y arrebatarle el Congreso en 2021. Si eso significa unas muertes de más o de menos, eso no parece prioritario. No voy a defender a Andrés Manuel, se merece de sobra lo que le pasa, pero hay que apuntar que no es el único que está poniendo el mal ejemplo.


LUNES, 8 DE JUNIO
Un funcionario de buen nivel, quien me pide reserve su identidad, me explica la lógica que hay detrás de la ilógica decisión de Quintana Roo de poner en naranja el norte, donde hay más contagios, muertes y ocupación hospitalaria, mientras el sur, más saludable, se queda en rojo.
Primero, el norte. Aunque la curva de contagios está en su apogeo, los modelos matemáticos indican que ya está estable, y que en un par de semanas comenzará a bajar (¡!), un pronóstico que ya ha fallado varias veces a escala nacional. Dada la presión social —y sobre todo, la empresarial— para reabrir la economía, el semáforo se pone en naranja, con la esperanza de que la realidad empate pronto con las previsiones (¡!). Además, existe la firme intención de no regresar al rojo, aunque los contagios y las muertes aumenten, a menos que la epidemia se descontrole y empiecen a salir noticias de que Cancún es un foco rojo, lo cual sería fatal para su imagen turística.
En cuanto al sur, que está muy inconforme con su etiqueta roja (se acabaron al gobernador en las redes sociales), el razonamiento es sencillo: lo peor está por venir, todavía faltan semanas para alcanzar el pico. No tenía caso, por tanto, ponerlo en naranja y luego subirlo a rojo (¿?), por el efecto psicológico que tendrá en la gente. Mejor de una vez ponerlo en rojo (¡!), aprovechando que así lo marca el semáforo nacional.
Sin comentarios.


MARTES, 9 DE JUNIO
El ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Mass, no pudo ser más claro: no habrá operación de rescate para los turistas alemanes que se enfermen de Covid-19 fuera del país. En pocas palabras, si te enfermas en Cancún, en China, o en Timbuctú, allá tendrás que pasar la cuarentena y, de ser necesaria, la hospitalización, todo a tu costo y bajo tu riesgo, pues desde luego no habrá aerolínea que te deje subir enfermo al avión.
A ver cuántos se animan a venir…


MIÉRCOLES, 10 DE JUNIO
La liberación de Mario Villanueva debe considerarse un fracaso mayúsculo del sistema penal, no porque no se haya hecho justicia, pues 19 años se antojan un castigo suficiente, sino porque el reo no muestra ningún signo de arrepentimiento. Si el objetivo de la reclusión es encarrilar por la senda del bien a los reclusos, con este delincuente confeso nos vamos a quedar con las ganas.
Yo entrevisté hace unos años a Villanueva, cuando era huésped del Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Antes, en 1995, había maquinado el despojo del periódico La Crónica en el cual, usando un poder caciquil, me desplazó de la dirección y obligó a los socios a entregar sus acciones. Para no viciar la plática, la persona que arregló el encuentro en prisión me pidió no tocar el tema, pero yo supuse que lo haría él, al menos para ofrecer una inútil disculpa. No fue así: hablamos de su gestión como alcalde, y en forma inevitable, de su encierro. Me dijo ser chivo expiatorio de un complot político, orquestado por Ernesto Zedillo, por su osadía de desafiar al PRI.
Culpable, de nada. Quienes lo han visitado en la clínica donde estuvo internado son de la misma opinión. Con algunos agraviados de muchas faltas (persecuciones, destierros, humillaciones, incluso palizas), finge un acto de contrición, a todas luces falso, pues en 19 años tuvo tiempo de sobra para pedir perdón y no lo hizo, ni lo hará. No hay vuelta de hoja: si lo pudiera hacer de nuevo, volvería a hacer exactamente lo mismo.


JUEVES, 11 DE JUNIO
El Consejo Nacional Empresarial Turístico, el CNET, organizó su foro de manera virtual, copiando sin disimulos lo que hacíamos en el Foro Nacional de Turismo: una mesa redonda de ex secretarios de Turismo (sólo tres, y dos de ellas desconectadas del sector), una conferencia magistral (José María Aznar, ex presidente de España, un cartucho quemado), y lo más interesante, entrevistas con líderes de la industria (auténticos algunos, corporativos los otros), que dejaron ver un panorama de mucha incertidumbre a nivel mundial.
La inauguración corrió a cargo del secretario Miguel Torruco Marqués, transfigurado ahora en paladín de los pobres. El amor de este hombre por su silla en Mazaryk es de tal magnitud que está pronto y dispuesto a defender causas que desdeñó toda su vida (y mostrarse convencido). Una de ellas son los pobres, que no merecieron ni un párrafo en su libro 40 años al servicio del turismo, publicado en 2011.
Regresando al tema, en las últimas semanas me he puesto a dieta de foros y seminarios de turismo, que se multiplicaron como los panes y los peces, por miles. En todos se dice más o menos lo mismo (el turismo ya cambió, hay que extremar las medidas sanitarias, primero se reactivará lo local, la recuperación va a ser lenta), y suelen concluir con mensajes de esperanza y optimismo, no del todo justificados, como el estribillo de que vamos a salir fortalecidos. No sé cómo será eso posible, cuando los pronósticos indican que las ventas se reducirán a la mitad (si bien te va), que miles de empresas quebrarán y que millones se quedarán sin empleo.
Del foro del CNET, que se puede consultar en su página, quiero destacar la intervención de Gloria Guevara, quien fuera secretaria de Turismo en el último tramo de Felipe Calderón. Ahora despacha como presidente del World Travel&Tourism Council (WTTC), un organismo privado con sede en Londres, que reúne a las empresas más poderosas del sector y que tiene tratos con 180 países (Guevara dixit).
De acuerdo al WTTC, desde una perspectiva global, se requieren cuatro cosas para reactivar el turismo, y México no parece que las haya resuelto del todo.
Primero, recuperar la confianza del turismo homologando los protocolos, es decir, que llegues donde llegues te hagan las mismas preguntas y las mismas pruebas (y que si ya te las hicieron en algún lugar, no te las hagan en otro). Desde luego, aquí el interés tiene pies, y consiste en que los países adopten los protocolos que ha diseñado el propio WTTC.
La segunda condición, necesaria para la primera, es que haya una coordinación estrecha entre países, la cual aún se ve lejana. Otra más, que exista vinculación entre el gobierno y la industria, lo cual parece está funcionando a nivel local (Quintana Roo, Baja California Sur), más no nacional.
La última es la más importante, y según Guevara, la han puesto en práctica los países que ya están listos. Se llama “testing contact tracing”, no parece complicada de armar y se puede poner en práctica a nivel local, sin permiso federal. Consiste en la obligación de los negocios turísticos (hoteles, restaurantes, parques, marinas), de llevar un riguroso registro de sus clientes, con sus datos de contacto verificados (celular, correo electrónico, etc.). Así, en caso de que alguien enferme (y eso va a suceder con frecuencia), se podrá rastrear a quienes tuvieron contacto con el enfermo, para hacerles la prueba de rigor, o al menos, para avisarles. Pero ahí sí estamos a oscuras: esa estrategia ni siquiera está en nuestro debate.
Aún sin que eso haya sucedido, Guevara remató con una buena noticia: Cancún adoptó los protocolos de la WTTC y puede exhibir en su propaganda un sello, el “Safe travels”, que lo cataloga como destino seguro.
VIERNES, 12 DE JUNIO
Alfredo Medina, ex presidente de Amigos de Sian Ka’an, me sugirió hace un par de semanas escribir sobre las Áreas Naturales Protegidas (ANP), para hacerlo coincidir con el 5 de junio, que se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Prometí hacerlo, pero luego lo olvidé por completo, quizás porque el medio ambiente se manifestó ese día en Cancún bajo la forma de un potente coletazo del huracán Cristóbal, que inundó los barrios, tiró árboles y desquició una ciudad que ya estaba desquiciada.
Voy al rescate de la palabra empeñada, pero lo hago en una fecha aciaga: hoy fueron cerradas las oficinas de la Comisión Nacional de Zonas Protegidas en Cancún, la Conanp, por una razón perturbadora: falta de presupuesto. La austeridad las alcanzó, la incompetencia de ver hacia adelante las eliminó de un tajo.
Quiero rescatar un comentario del propio Alfredo, quien dice que no dimensionamos la importancia que tiene para el turismo que la mayor parte de la superficie del estado, tanto como el 82 por ciento, esté protegida. Eso, que sin duda le pareció superfluo al gobierno de AMLO, no debiera serlo para los turisteros y sus negocios, pues es lo único que nos garantiza que Quintana Roo seguirá siendo atractivo para los nietos de nuestros nietos.
Amigos de Sian Ka’an, una organización ejemplar a nivel nacional, es en parte responsable de ese resultado. En sus treinta y tantos años de existencia, ha promovido en forma directa la protección de más de un millón de hectáreas, ha publicado un extenso catálogo de libros y folletos, ha organizado miles de tours a las zonas protegidas y ha despertado más de una conciencia sobre el respeto que merece nuestro entorno.
Aunque el turismo no cambie a raíz de la pandemia, aunque las playas sigan siendo un destino masivo por excelencia, estoy seguro que sí habrá una gran cantidad de viajeros que de aquí en adelante preferirán el contacto con la naturaleza, los parajes aislados, las zonas menos afectadas por la mano del hombre. Es de agradecer que Amigos de Sian Ka’an está dando la batalla para conservar ese tesoro.
SÁBADO, 13 DE JUNIO
Cada día me sorprende más que el debate nacional sobre la pandemia tenga un carácter doméstico, y se concentre en los dos López (Obrador y Gatell), en los desplantes de Enrique Alfaro (el de Jalisco) o en las señoras que van al mercado sin tapabocas, y atienda tan poco lo que está sucediendo en los Estados Unidos, el país que tiene el escenario más violento y complicado a nivel mundial.
A una semana de disturbios raciales siguió otra de manifestaciones casi pacíficas, pero tumultuarias, con decenas de miles de personas en la calle. Eso puede ser normal en México, donde es el estilo de hacer política contra el gobierno (en Ciudad de México hubo meses de siete marchas en promedio al día), pero es excepcional en el vecino país, donde las protestas reúnen unas pocas docenas de manifestantes y no despiertan la curiosidad ni de los transeúntes.
Ahora son muchos miles y han logrado desterrar a sus cuarteles a la Policía (en Boston, en Nueva York, en Los Ángeles, en Denver), y adueñarse del territorio. El caso emblemático es Seattle, donde un grupo de manifestantes tomó el control del centro, lo bautizó como Zona Autónoma de Capitol Hill (CHAZ), levantó barricadas para impedir el acceso a la Policía y montó una especie de festival, con activistas pronunciando discursos contra el gobierno y pintando murales alusivos a la brutalidad policiaca. Trump los llamó “anarquistas violentos, terroristas domésticos”, y amenazó con mandar al ejército, pero la alcaldesa Jenny Durkan le reviró: este es el juego democrático, los manifestantes son patriotas, no queremos su ayuda.
Más allá de esa convulsión civil, los analistas dicen que pase lo que pase, Estados Unidos entrará en recesión y ya sabemos lo que eso significa: menos exportaciones mexicanas, menos empleo interno, menos divisas, menos turistas, menos remesas. Si esos pronósticos se cumplen, el impacto para México será brutal.
La pregunta es, ¿no debería estar esto en el centro del debate?
Te puede interesar. Empeorará pandemia en México las próximas semanas