- El documento “Una llamada para defender la Democracia” repudia posturas de gobiernos que denuestan a sus críticos y muestran autoritarismo ante pandemia.
DANIEL LARA / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.-Un colectivo de premios Nobel, políticos, ex funcionarios, periodistas, académicos e intelectuales de todo el mundo realizaron una declaración pública para condenar el presunto endurecimiento político de regímenes autoritarios en el marco de la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con el documento, bautizado “Una llamada para defender la Democracia”—el cual fue firmado por los Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú y Muhammad Yunus, el ex primer ministro canadiense Stephen Harper, el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, los escritores Enrique Krauze, Sergio Aguayo y el otrora canciller de México Jorge Castañeda, entre otros—, la actual contingencia sanitaria ha sido aprovechada por gobiernos totalitarios para suprimir a los críticos y fortalecer su estructura de poder.
“La pandemia de Covid-19 amenaza algo más que la vida y el sustento de pueblos de todo el mundo. Es también una crisis política que amenaza el futuro de la democracia liberal”, se dictó en la carta.
Asimismo, se describió al interior del texto que administraciones elegidas democráticamente también han hecho uso de la emergencia de salubridad con el objetivo de concentrar poderes de emergencia a fin de restringir los derechos humanos “sin consideración alguna por las restricciones legales, la supervisión parlamentaria o los marcos temporales para la restauración del orden constitucional”.
Para los firmantes, actos contrarios a la libertad de expresión y la eliminación del disenso social y político (autoritarismo ante pandemia) no ayudarán en el combate a la enfermedad pandémica. Por el contrario, argumentaron, representarán obstáculos de cara a la coordinación de una estrategia transversal.
De igual forma, en el escrito se afirmó que el hecho de que el brote del nuevo coronavirus haya tenido lugar en China —uno de los territorios en los que los niveles de represión son notorios— fue un componente que abonó al riesgo de desinformación y opacidad.
“No es ninguna coincidencia que la actual pandemia haya estallado en un país en donde el libre flujo de información está sofocado y en donde el gobierno castigó a quienes advirtieron del peligro del virus: advertencias consideradas como rumores dañinos para el prestigio del Estado. Los resultados pueden ser letales cuando se acallan las voces de los ciudadanos responsables, no sólo para el país sino para todo el mundo”, consideraron.
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