Fragmentos de una Mujer: Realidad del parto y duelo

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Fragmentos de una Mujer

  • Fragmentos de una Mujer brinda una visión realista de lo que es un parto y visibilizar el duelo por la pérdida de un hijo.
MARIANA MONTES GONZÁLEZ / AGENCIA REFORMA

MONTERREY, N.L.- Martha y Sean esperan con ansias la llegada de su primer bebé.

La mujer vive el parto en casa con las náuseas, la ansiedad y el esfuerzo que conlleva el proceso, logrando dar a luz sólo para que, a los pocos minutos, sea evidente que la salud de la recién nacida es delicada. Lo que sigue es una tragedia.

Éste es el comienzo del filme Fragmentos de una Mujer, disponible en Netflix y protagonizado por Vanessa Kirby y Shia LaBeouf, bajo la dirección de Kornél Mundruczó y guion de Kata Wéber.

Si bien es un producto de ficción, la película hace un buen trabajo en brindar una visión realista del alumbramiento y visibilizar el duelo por la pérdida de un hijo, coinciden especialistas en salud y temas de género, aunque quizá no ayuda a quitar los mitos sobre la seguridad del nacimiento con partera y en casa.

I. PROYECTO DE FAMILIA

Tras ver los primeros minutos de la cinta, la partera Samara Ferrara, quien tiene más de 10 años de experiencia, reconoce una correspondencia con su trabajo.

“Me siento identificada con Eva (la partera) en el sentido de cómo le habla a Martha. Es de una forma cálida y cariñosa, pero profesional, siempre explicándole las cosas”, cuenta.

“También veo real la interpretación de la pareja. En el caso del hombre (Sean), está dispuesto a ayudar, da besos, abrazos y maneja el tema de las afirmaciones positivas. Eso es común en los partos en casa”.

Respecto a la actuación de Kirby, Ferrara aplaude la inclusión de los eructos, las respiraciones y los movimientos hechos por la actriz para interpretar a una mujer que está a punto de ser mamá. Esto es realista en comparación con otras películas de Hollywood.

Lo que también es una realidad, asevera, es el aumento de la práctica del parto en casa.

“He visto la evolución de tener, a lo mejor, un parto cada dos o tres meses a ocho en un mes, y ahora con el Covid es aún más porque las personas no quieren ir a los hospitales. Dicen que quieren evitar contagios o que los separen de los bebés por los protocolos y las pruebas”, señala.}

Tal vez por esto Ferrara no está de acuerdo en que Fragmentos de una Mujer deje en duda el rol que juega el nacimiento casero en la muerte de la hija de Martha y Sean.

La partera expresa que atravesar el proceso en la vivienda es viable, pero resulta esencial que los futuros padres estén seguros de la decisión que toman, además de que no todas las mujeres son candidatas.

Por ejemplo, mujeres con embarazos múltiples, indicadores anormales en exámenes de laboratorio o en los ultrasonidos quedan descartadas. En esto coincide la ginecóloga Yvette León.

“Nos sigue faltando evidencia para comparar objetivamente todos los pros y los contras de una atención de parto hospitalaria versus una en el hogar”, afirma la médica.

“Lo que sí se sabe es que pacientes prefieren el parto en casa para reducir las intervenciones médicas. Quieren evitar algún tipo de maniobra, el uso de fórceps, de anestesia. Quieren estar en posiciones distintas a acostadas en la cama”.

Sin embargo, dice, los alumbramientos en los centros médicos han cambiado, dando más libertad a las pacientes sobre el momento trascendental.

Por esto, tanto Ferrera como León concluyen que, más allá de dejarse guiar por las imágenes de un filme, las parejas requieren acercarse a los expertos y conseguir información. El dar a luz es, después de todo, un proyecto de familia.

II. NO ESTÁN SOLAS

La ginecóloga Yvette León señala que una de cada siete mujeres vive algún tipo de depresión, ya sea menor o mayor, antes del nacimiento del hijo o durante el puerperio. Menos del 20 por ciento expresa este sentir.

La pérdida que sufre la protagonista de Fragmentos de una Mujer, y la posterior incomprensión que experimenta, ayuda a visibilizar el problema, expresan expertas en temas de género.

“Por un lado, la mujer tiene el derecho de elegir sobre su propio cuerpo, pero al tomar la decisión (del parto en casa) es duramente juzgada por la sociedad”, apunta Mariana Gabarrot, profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey

“Ese mensaje parece claro en la película: Todo el mundo culpa a Martha cuando en realidad es una elección de pareja tener a la bebé (de este modo). Pareciera que ella carga con una doble culpa por ir en contra del modelo dictado. Me parece que, cuando un bebé muere en el hospital por cualquier razón, no se responsabiliza a la madre. Y de la misma manera se cuestiona a la partera”.

Paulina Millán, docente del mismo departamento que Gabarrot, felicita la representación del dolor como un proceso personal. El filme realiza, además, un buen trabajo al no ver la maternidad como una vivencia color de rosa.

“Me parece que el tema tiene que ver con la socialización femenina. Desde que estamos chiquitas nos enseñan el rol de la buena mamá.

“Por ejemplo, nos dan nenucos para jugar. Tenemos una imagen tan idealizada del parto y la maternidad que las expectativas son altas y a veces no las alcanzamos, lo que genera culpa”.

La reflexión, continúa, también es apropiada para las figuras masculinas que son criadas para no mostrar las emociones ni llorar.

En el caso del filme, lo anterior se refleja en maneras no apropiadas y hasta dañinas de enfrentar la pérdida que fracturan la comunicación entre hombre y mujer.

“(La película) tiene el potencial de ser la voz para que las mujeres sepan que no están solas y que nadie fracasa como madre por vivir la muerte de un hijo”, reitera Millán. “Entre más hablemos de esto y más lo hagamos visible, menos solas estarán ellas”.

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