- Para simular pruebas de la desaparición de los 43 normalistas se asesinaron 20 indigentes para usar sus restos como si fueran de estudiantes.
GUSTAVO GARCÍA OLGUIN / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- Con el fin de que la Procuraduría de Guerrero simulara pruebas de la desaparición de normalistas, “Guerreros Unidos” asesinó a 20 indigentes para hacer pasar sus restos como si fueran de estudiantes.
Así lo revela el testigo protegido “Juan” en su declaración ministerial ante la FGR. El plan fue fraguado entre miembros del grupo criminal y el Comandante Wenceslao Elizalde Zempoalteca, ex coordinador de la Policía Ministerial.
“En un primer momento agarraron a unos 20 indigentes y los metieron a las fosas, atrás de Pueblo Viejo, y dado que el asunto estaba muy mediático, dijeron que la Fiscalía, o sea Iñaki (Blanco, el Procurador), que no iba a resultar y fueron a los lugares donde en un primer inicio habían tirado los restos de los estudiantes para ir a preparar lo del basurero de Cocula”, dijo “Juan”.
Al cambiar de estrategia, Zempoalteca recibió de “Guerreros Unidos” las cenizas de estudiantes incinerados en la funeraria “El Ángel” y junto con otras “evidencias” las dispersó en el basurero de Cocula.
Sobre estas “evidencias”, el Gobierno estatal y la PGR construyeron la denominada “verdad histórica”.
Usaban crematorio con protección oficial
Conforme a la declaración oficial del testigo protegido “Juan”, restos de cuerpos de normalistas y otras personas detenidas la noche del 26 de septiembre del 2014, fueron llevados a la Funeraria “El Ángel”, misma que era usada por las autoridades como Semefo.
El cártel de Guerreros Unidos tenía control del crematorio, pues habitualmente ahí desaparecía a sus enemigos. Las autoridades locales no lo impedían, sino que incluso lo protegían.
“Se los llevaron en bolsas como las que transportan valores, muy gruesas, de plástico transparente; se transportaron en camionetas. Se hicieron varios viajes que les llevó más o menos dos a tres horas de ir y venir. No sé cuántas camionetas intervinieron pero entre ellas había una camioneta Tacoma blanca que era doble cabina, con su batea descubierta. Para llevar los restos al crematorio se decidió destazar para que hubiera más capacidad y meterlos al horno crematorio”, dice el testimonio.
La operación de traslado de cuerpos al crematorio, su incineración y el regreso de las cenizas para su dispersión duró dos días, según el relato.
El jefe de plaza de Guerreros Unidos, conocido como “El Minicoper”, fue quien hizo práctica común el uso del crematorio. Una persona que el declarante “Juan” describe como bajo de estatura, tez clara, de entre 35 y 40 años de edad, era el responsable del uso de los hornos.
“Lo ubico porque a ese tipo una vez “El Minicoper” le hizo entrega de una camioneta Honda Element gris, se veía como modelo reciente, esto en pago por sus servicios que es permitir que el grupo Guerreros Unidos usara el crematorio para incinerar gente que había sido asesinada”, dijo.
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