Modernizan a Shakespeare

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Shakespeare

  • Trabajan el clásico de Shakespeare y lo adaptan en la contemporaneidad, con elementos del intercambio cultural, para descubrir más.
ALEJANDRA CARRILLO / AGENCIA REFORMA

GUADALAJARA, JALISCO.- De eso trata Macbethlab.

Este proyecto lo crearon y lo dirigen el actor mexicano Fernando Sakanasski y la neoyorquina Mercedes Bahleda. En él los actores trabajan en Macbeth, el clásico de Shakespeare y lo adaptan en la contemporaneidad, con elementos del intercambio cultural, para descubrir qué puede decir un texto tan longevo como éste de cómo viven las personas a ambos lados de la frontera.

El laboratorio funciona como un espacio creativo que se transforma todo el tiempo y que no tiene como objetivo meta la puesta en escena, al menos por ahora. El laboratorio tuvo lugar en el Centro Cultural El Refugio, en Tlaquepaque.

Los actores elegidos de entre 100 participantes de todo el País a través de una convocatoria, experimentan con la metodología propuesta por los directores. Participan en la puesta Jesús Hernández, Osbaldo Sánchez, Mauricio Pimientel, con la participación de Estreyah Uribe como intérprete y la dramaturgia de Ricardo Ruiz.

Fernando y Mercedes se conocieron cursando una maestría en actuación en la Royal Central School for Speech and Drama, donde exploraron su interés en los grandes clásicos del teatro, especialmente Shakespeare.

“En realidad Shakespeare siempre está hablando de nosotros porque habla de la condición humana más que hablar de un evento específico”, explicó Sakanassi.

“Pensamos dejar que la obra se descubra a sí misma en el proyecto y nos ayude a entender, a ver, después de estudiarla, lo que nos dice. Es una obra tremendamente política. En su momento, Shakespeare trajo una historia real 400 años antes de su tiempo pero en una época muy convulsa, donde el rey que asciende al poder, Jaime I, asume la corona de Escocia y de Inglaterra, como si alguien asumiera la presidencia de Estados Unidos y de México”.

La experimentación en ese sentido no solo es actoral y de dirección sino de pensamientos en torno al poder y los planteamientos de la rebeldía. La idea era acercarse al texto clásico desde otras miradas.

“Cuando entras a la escena después de escucharla en otro lenguaje por primera vez, encuentras que el flujo de la obra no se enfoca en el lenguaje, estás leyendo a la otra persona y su comportamiento y el lenguaje corporal. En el clímax de la obra olvido por completo que se están hablando dos lenguas distintas, cuando hay una conexión entre dos actores simplemente no importa si hablan inglés o español”, señaló Bahleda.

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