- AMLO estará en el sureste mexicano para supervisar las obras del Tren Maya que han enfrentado retrasos por hallazgos arqueológicos remanentes de los huracanes.
DALILA ESCOBAR
CIUDAD DE MÉXICO.- El Presidente Andrés Manuel López Obrador llega hoy al sureste mexicano para supervisar las obras del Tren Maya que si bien han enfrentado retrasos por hallazgos arqueológicos y remanentes de los huracanes, por otro lado registran avances en la cobertura de derechos de vías a pobladores de la región.
El tramo más avanzado hasta el momento es el número 1, cuyas obras están a cargo de las empresas Mota-Engil México S.A.P.I. de C.V., en convenio con China Communications Construction Company LTD, Grupo Cosh S.A. de C.V. y Eyasa y Gavil Ingeniería S.A., informó Rogelio Jiménez Pons, director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).
El año pasado este mismo tramo se vio paralizado debido a las intensas lluvias generadas por dos huracanes y cuatro tormentas, que provocaron el rompimiento de todos los registros del nivel de aguas máximas extraordinario.
“Pero eso nos sirvió mucho para que el cálculo de terracería cambié y aunque de momento nos perjudicó, al final nos dio mucho aprendizaje territorial confirmando algunas teorías de los ciclos de cálculo de tormentas y lluvias. Más vale que haya sido temprano durante la obra y no después”, comentó.
El otro tramo con mayores avances es el número 4 del cual está a cargo el Grupo Ingenieros Civiles Asociados, añadió el funcionario.
Sin embargo, en los tramos 2 y 3 de la ruta ferroviaria las obras han sido más lentas debido a la localización de 2 mil 300 hallazgos arqueológicos. Las obras de estas zonas corren a cargo de la empresa Operadora CICSA S.A. de C.V. (en convenio con FCC Construcción S.A.) y de Construcciones Urales (en asociación con GAMI Ingeniería e Instalaciones y AZVI).
“Este tramo donde hay muchos hallazgos arqueológicos la verdad es que sí nos ha atrasado porque son muchísimos hay una gran riqueza cultural y es una situación inevitable, pero vamos a manejarlo como se pueda y se deba, ya hicimos cambios en algunos trazos por lo mismo”, reconoció Jiménez Pons.
El rescate de los restos arqueológicos, dijo, empezó desde hace ocho meses y aunque cuentan con el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia la tarea no ha sido fácil y han tenido que bajarle al ritmo de la construcción del proyecto.
De acuerdo con las proyecciones del Fonatur, hasta julio entrante las empresas constructoras no tendrán problema con las lluvias y buscarán avanzar lo más posible en las obras de las zonas bajas.
Jiménez Pons destacó que en los tramos 5 y 6 han tenido muchos problemas de subsuelo porque hay muchas fisuras y cenotes.
“Tenemos muchos estudios de geofísica y nos han dicho: ‘abusados porque aquí está grueso’. Y entonces ya se hacen estudios mecánicos específicos y se tienen que hacer lo que se llaman losas pilotadas y hay que meter cimientos hasta abajo. Ahorita el problema está en el tramo 5 Norte”, en la zona de Cancún-Tulum, debido a obras de gran impacto, dado que el tren irá en medio de la carretera, situación que genera preocupación entre los hoteleros de la zona.
Entre las buenas noticias para el Presidente López Obrador, de acuerdo con Jiménez Pons, es que las comunidades están obteniendo beneficios que antes, ya con la existencia de vías, no les daban. Hasta ahora llevan cerca de 700 millones de pesos pagados por la Federación a los ejidatarios cuyos terrenos fueron expropiados.
“Los ejidatarios por donde nosotros pasamos o pasaba el tren hace mucho tiempo, o las carreteras, resulta que la mayoría nunca habían recibido el pago de derecho de vía y cuando nosotros empezamos a revisar los antecedentes, el Presidente dijo o resolvemos esta situación o vaya a salir alguna cosa seria y ahora conseguimos el 100 por ciento de las anuencias”, detalló.
La resistencia de pobladores a las obras en este tramo, precisó, se debía precisamente a que los afectados no habían recibido dinero por la vía, pero ahora “la mayoría está muy contenta porque recibieron lo que les corresponde después de décadas sin recibir un quinto. También resolvimos donde había ya decretos o resoluciones de la Suprema corte dando por perdidas algunas vías para la Federación”.
Un ejemplo, citó, es la carretera Carrillo Puerto en Quintana Roo donde la Federación ya había perdido el caso, pero al llegar y pagarles, mostraron aceptación al megaproyecto.
“Ahora con la pandemia había muchos grupos de ejidatarios que salían con un cheque de 75 mil o 100 mil pesos felices de la vida”, dijo.
Dichas operaciones eran necesarias para hacer realidad el Tren Maya, dado que, en un terreno de 40 metros, la Federación para hacer cualquier obra debe tener la propiedad.
En entrevista con Luces del Siglo comentó que otro de los obstáculos que debieron librar fueron las quejas de los habitantes de estas zonas porque los avalúos de los terrenos expropiados dependen del Instituto de Administración de Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin) y los precios varían dependiendo de cada zona.
“Eso hacía que las comunidades se inquietaran en decir por qué se pagó más en un terreno de allá y en el nuestro menos”.
Quintana Roo, por mucho, tiene los costos más elevados por hectárea, a decir de Jiménez Pons mientras que en el estado una hectárea cuesta millones de pesos, en Yucatán, por ejemplo, puede costar apenas 20 mil pesos, lo mismo en Campeche.
La última vez que el Presidente López Obrador fue a supervisar las obras, en diciembre de 2020, y en la última junta que tuvieron en Palacio Nacional, “nos dijo establezcan metas y prácticamente todas las áreas y empresas están llegando”.
Jiménez Pons definió al Tren Maya como el pago a la deuda histórica que se tiene con el sureste de México, que por muchos años se dejó abandonado y que ahora se convierte en una alternativa para el uso de los trenes y la reivindicación de las inversiones en la región, que tiene un gran potencial de desarrollo para los mexicanos.
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