Felicidad y euforia en el ‘Limbo’ de G. Iñárritu

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  • Todo fue felicidad y euforia en el rodaje de la película Limbo, de Alejandro González Iñárritu, cuando el director dio corte y queda a una de sus escenas.
FERNANDA PALACIOS Y ÁNGEL DELGADO

CIUDAD DE MÉXICO. – Este viernes fue todo felicidad y euforia en el rodaje de la película Limbo, de Alejandro González Iñárritu, cuando el director dio corte y queda a una de sus escenas en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Complacido con lo que él y su equipo lograron desde las 7:00 hasta las 12:00 horas, el cineasta culminó el encuentro entre aplausos para después darle un efusivo abrazo a su protagonista, Daniel Giménez Cacho.

La producción, con la que regresa el multiganador del Óscar a filmar al País, causó revuelo entre los citadinos, quienes, curiosos por ver en primera fila el trabajo del mexicano, se detenían entre las calles para ver de cerca la acción.

Por ello, el equipo optó por cerrar gran parte de la calle Francisco I. Madero y alrededores, para evitar cualquier filtración de imágenes y tomas de video. En cada esquina colocaron mamparas negras y desviaban a la gente que quisiera acercarse.

“¡Nadie sale, nadie entra!”, gritó uno de los miembros de la producción a todo su equipo.

Quienes sí estuvieron más a la vista fueron los alrededor de 50 extras, entre adultos mayores, jóvenes y niños, que con sus vestimentas hacían alusión a la cotidianidad en la gente que habita en las calles de México, desde el organillero, el señor de los algodones de azúcar, una monja, y un hombre portando un penacho.

Después de cinco horas, entre grúas, un ventilador gigante y múltiples miembros del staff esparcidos por cada rincón del set, G. Iñárritu finalizó su toma apocalíptica, que se centró en retratar a Giménez Cacho caminando lentamente alrededor de múltiples cuerpos desvanecidos, con la Torre Latinoamericana de fondo. Luego, para no tener contacto con los curiosos, el cineasta ingresó al Hotel Downtown, donde se resguardaba mientras no filmaba.