NIDO DE VÍBORAS

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NIDO DE VÍBORAS

POR KUKULKÁN

AYER LLEGÓ medio atribulado y sin perder el buen humor, Darío Flota Ocampo, a la conferencia de prensa del World Travel and Tourism Council en uno de los salones principales del impresionante Moon Palace. Parecía que recién se bajara del avión o llegara de una larga trayectoria terrestre. El director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo se pinta solo para explicar una desgracia sin perder la perspectiva, porque a pesar de la gravedad de lo que le había ocurrido comenzó a detallar la parte cómica a la que nos hemos enfrentado cuando somos víctimas de la delincuencia desorganizada. Ya sabe usted, la típica segunda afirmación después del “negro oscuro” es la duda importantísima de ¿a qué hora “jue”?, como le soltaron desde un cubrebocas KN95 pirata en pleno rostro un par de gorilas del orden.

¿A QUÉ HORA? ¿Es en serio semejante pregunta? El cristalazo ocurrió afuera de su casa mientras Darío Flota dormía, según explicó. No supo nada hasta que llegó a su vehículo para trasladarse al Moon Palace y comprobar que le habían sustraído varias pertenencias. Le rompieron uno de los vidrios laterales de la unidad “blanca clara” o “negra oscura”, no estamos seguros todavía. El asunto de la hora es muy importante por eso la pregunta del preparadísimo guardián del orden. Tal vez porque los delincuentes ya tienen horarios y es clave tener el horario para ubicar qué cuadrilla de los amantes de lo ajeno fue, pero en este caso Darío Flota dormía profundamente y soñaba con góbers volando a su alrededor. Fue un hecho ocurrido en la madrugada, frente a su casa. Y escuchar eso de ¿a qué hora fue? es como para romperle el cuello a cualquiera de la impresionante y estratégica pregunta policiaca. Y es cuando te das cuenta de lo lejano, muy lejano, que estamos de aclarar casos como los de la mafia rumana. ¿A qué hora “jue”? Ah, verdad. Ni el FBI en sus mejores momentos.

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HABLANDO DE a qué hora “jue” los que deberían cambiar sus horarios son los tapabaches de Cancún o los “arreglatodo” del municipio. Por lo regular son unas cuadrillas de dos o tres personas con herramientas en mano, armados temerariamente con una treintena de conos color naranja que ponen a diestra y siniestra en avenidas y calles para poder realizar sus labores, pero lo hacen precisamente en “horas pico” y cuando el tráfico está en su mero apogeo. Como que les gusta ese horario, no sabemos bien a bien en este hache y sufrido nido si lo hacen para joder al vecino o porque en verdad son parte de la cultura o de la banda del “oríllese a la orilla”.

AYER LEÍAMOS varios comentarios en las redes sociales del mejor periódico del sureste y estados circunvecinos en los que pedían cambiar de horario las obras de mejora (que aparte son muy poquitas, pero cuando lo hacen parece que van a refundar la ciudad), porque siempre se les ocurre arreglar el súper bache cuando hay más automóviles en circulación. Ojalá las nuevas o renovadas autoridades municipales dispongan de horarios en la madrugada, por ejemplo, para hacer estas obras. Mucho se lo agradecerían los ciudadanos de esta ciudad. Hay que ponerle un alto a esos señores que dan pánico cuando sacan sus conos naranjas y los riegan por la avenida como recompensas.

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POR CIERTO, ahora que hablamos de horarios y esas cosas triviales, sabe que varias familias de Quintana Roo han viajado a Estados Unidos para vacunarse en aquel país. Muy lamentable lo que hacen. Deberían quedarse a vivir por allá o, al menos, contarnos sus experiencias. ¿A qué hora “jue”?

@Nido_DeViboras