Desde mar y poblados encantadores

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  • Pocos tienen la fortuna de obtener una postal del mar playa desde las alturas, en el Área de Protección de Flora y Fauna Balandra.
JESSICA MEZA / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Sin importar hacia donde voltees, la península de Baja California Sur te sorprenderá a cada instante. La fusión del desierto con el mar ofrece bellas postales. Los otros sentidos también quedarán colmados. Al sentir la arena bajo los pies, oír las olas y al oler y saborear la rica gastronomía. A las opciones de ecoaventura, poblados con encanto y playas que -de tan espectaculares- roban el aliento, se suma una capital que cada vez se pone más guapa. Aquí presentamos algunos pretextos para que programes una escapada, por el que se ha convertido en uno de los destinos top del País.

Playa Balandra

Muchos han gozado con el increíble color de su mar y la blancura de su arena. Incluso hay quienes por ahí han caminado arrastrando los pies para no pisar a las mantarrayas que ahí abundan y hasta han visto la famosa formación rocosa que remite a un hongo. Pero pocos tienen la fortuna de obtener una postal de esta playa desde las alturas, en el Área de Protección de Flora y Fauna Balandra.

Para subir a ese punto es necesario llevar ropa, calzados cómodos y, sobre todo, ser muy respetuosos con el ecosistema. En el camino se ven cardones y, con un poco de suerte, liebres, lagartijas y ardillas.

Está prohibido caminar por las dunas y llevarse cualquier tipo de flora y fauna. No obstante es posible asolearse en la playa y meterse al mar. El tranquilo oleaje hace creer que uno está en una infinita alberca a mitad del desierto.

La Paz

Caminar, patinar o andar en bici por el malecón son algunos de los imperdibles que se pueden realizar en la bella capital de este estado, como también lo es gozar de los atardeceres, el arrebol que se admira enamora a más de uno.

Gracias a los protocolos de bioseguridad, poco a poco la vida turística está volviendo a cobrar vida.

Hay que probar las delicias del chef Lalo Pino, quien incorporó a la carta de Hambrusia el Cochi n’ Rice, un plato que surgió en plena cuarentena. Y hay que hospedarse en el recién abierto hotel Baja Club, nada como apreciar los ocasos, desde su rooftop, con un buen cóctel.

Todos Santos

Aproximadamente a una hora de camino, desde el centro de La Paz, está este Pueblo Mágico, que en el pasado gozó de una importante producción azucarera. Hoy, el visitante aprecia las fachadas de las casonas y recorre las apacibles calles.

Muchos llegan buscando el Hotel California, debido al mito que existe en torno a que la canción homónima de Eagles.

Cerca del centro del poblado, aunque no lo suficiente para ir caminando, hay playas como la de Cerritos, ideal para los amantes del surf.

El Triunfo

Lejos de los paisajes costeros, el viajero hallará, a unos 45 minutos de La Paz, esta población que tuvo un gran auge minero. Juan José Cabuto, ingeniero de minas y lugareño, también es el curador del Museo Ruta de Plata.

Bajo el calor seco del la región, el caminante se topa con La Ramona, una chimenea gigante diseñada por Gustave Eiffel.

En el destino también destaca la mina Túnel de las Almas y, muy cerca de ésta, el Panteón Inglés.

El Mogote

Hay varias maneras de llegar a este destino, pero, una de las más divertidas es a bordo de un vehículo todoterreno. Desde el centro de La Paz, el camino es de unos 30 minutos por la Carretera Transpeninsular hasta que, al entroncar con San Juan de la Costa, uno se desvía por un camino de terracería e inicia la diversión.

Lo mejor es ir acompañado de un guía, ya que ellos conocen los senderos arenosos, rodeados de cactáceas con el mar de fondo. El área brinda hermosas panorámicas, así como la opción de practicar sandboarding.

Reza una frase que: “si comes ciruelas de El Mogote, ni modo, ya te quedaste. Aquí vas a pasar el resto de tus días”. Sin embargo, más allá de darle un mordisco a la pequeña fruta, sobran motivos para no quererse ir jamás.

Una memorable experiencia

Hay que madrugar para vivir esta mágica experiencia. Y también hay que decirlo, contar con mucha suerte. Ataviados con traje de neopreno, chaleco salvavidas y esnórquel, los aventureros -no más de cinco por embarcación- van en busca del tiburón ballena. La bióloga marina Maritza Cruz es una apasionada de ésta y otras especies; si la conoces, te contagiará su conocimiento y, de paso, te alentará a sumergir la cabeza cuantas veces sea necesario para apreciar la belleza del este gigante del mar. Hay que respetar y seguir las normas en todo momento.

San Rafaelito

Detenerse en la lobera es casi una parada obligada tras el nado con el tiburón ballena; ahí podrás observar a los lobos marinos. San Rafaelito es un islote donde es posible tener un encuentro con esta bella especie del mundo animal.