Las abejas tienen su propia ruta

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  • Pasear por los canales, presenciar la actividad de las abejas y catar las mieles puede tomarte de 5 a 6 horas, es mejor evitar ir con prisa.
NAYELI ESTRADA / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Los míticos canales de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, albergan historia, tradición y algunos de los secretos naturales mejor guardados de la capital del País.

Aún no es mediodía cuando abordamos la trajinera de Abejas de Barrio, misma que nos llevará al corazón de la apicultura chinampera y a conocer el oficio de Sandra Corales, una de las 150 profesionales en ese ramo que hay en la ciudad.

“Este pueblo que, en realidad, está formado por muchos pueblos, tiene una dinámica propia. Estamos rodeados de canales y recomiendo que la gente venga muy tranquila porque la experiencia tiene que ver con convivir con otra especie. Es importante venir relajado, las abejas pueden olfatearnos”, afirma la experta.

Puente de Urrutia no es el embarcadero más conocido, pero sí el más preservado de la región, considerado zona ecológica. Aquí la memoria popular del Xochimilco de los mariachis y las fiestas se desdibuja en un paisaje natural donde las aves migratorias surcan su cielo y los peces aún recorren sus aguas.

En el embarcadero Puente de Urrutia, la calma y el silencio sólo son interrumpidos por los cantos de las aves y el trabajo en las chinampas.

A decir de la familia Poblano, de los 11 embarcaderos, este es el que está considerado reserva ecológica y en el que se puede practicar ecoturismo en su totalidad. Aquí se disfruta mucho más porque no hay movimiento ni las condiciones que hay en otros embarcaderos.

Después de contemplar el paisaje entre canales, llegamos a la chinampa de Abejas de Barrio, donde Sandra nos explica la historia de la apicultura en México y nos da instrucciones sobre cómo contemplar el trabajo de las abejas de forma segura, mientras nos ponemos el equipo necesario para acercarnos a los panales.

Sandra abre el primer panal, y la vida fluye hacia la superficie entre zumbidos, mientras se devela poco a poco frente a nosotros la compleja arquitectura hexagonal del interior y la miel dorada.

“Esta es una oportunidad que sólo podría ser posible si tuvieran algún familiar que se dedicara a la apicultura, porque hay muy pocos apicultores en la ciudad. Somos muy pocos los que nos dedicamos a esto porque es un oficio que está desapareciendo y cada vez es más difícil por la mancha urbana”, detalla la apicultora.

Regresamos a la trajinera para ir a otra chinampa, donde tendremos oportunidad de aprender sobre diferentes especies de abejas, así como adquirir los conocimientos que se obtienen al seguir una cata impartida por la especialista. Al probar siete mieles distintas, se entiende la complejidad de sus procesos y sabores.

“Creemos que en la medida en la que la gente se acerque a estos oficios que están cada vez más en desuso, se va a valorar más el trabajo del agricultor, del apicultor y en general de la gente del campo”, afirma Corales.

Pasear por los canales, presenciar la actividad de las abejas y catar las mieles puede tomarte de 5 a 6 horas. La anfitriona recomienda dedicar buena parte del día a esta actividad y evitar ir con prisa. Esta es una gran oportunidad de darse una escapada para respirar un poco de aire, practicar agroturismo y aprender sobre el maravilloso mundo de las abejas.

Para saber

Además de probar las mieles, puedes comprar diferentes productos derivados del trabajo de la colmena como cosméticos, cremas, jabones y propóleos. De esta forma apoyas a los productores locales. Los recorridos son personalizados y están disponibles todos los días, pero es necesario hacer una reserva con dos días de anticipación.

Durante la visita es indispensable el uso de cubrebocas.

Más detalles en la cuenta de Instagram: @abejasdebarrio

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