Solapan que conductores del Metro operen bebiendo

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  • Trabajador narra que Sindicato del Metro sabe que personal trabaja mientras consume bebidas alcohólicas.
VIRIDIANA MARTÍNEZ / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO. – Conducir los trenes del Metro tras ingerir alcohol es una práctica que solapa el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (STC), aseguró un trabajador.

El miércoles, una usuaria sorprendió a un conductor de la Línea 1 con latas de cerveza en la cabina. Para el integrante del STC -con más de 20 años de antigüedad y quien habló a condición de anonimato- es común porque las pruebas de alcoholemia son burladas con facilidad.

Quienes saben que resultarán positivos escapan, aún después de que se les detectó aliento alcohólico, pues saben que la negativa sólo amerita un proceso interno con sanción mínima.

“Por parte del área de la seccional del Sindicato es lo que nos han dicho siempre: ‘ustedes niéguenlo, ustedes no permitan que se haga la prueba de alcoholemia'”, explicó.

Es lo que se aprecia en el video del caso más reciente de Línea 1. Integrantes del Sindicato se agruparon alrededor de la cabina para impedir que se llevaran al conductor.

“No te puedo dejar pasar”, aseguró Édgar -otro sindicalizado- a policías y personal del Jurídico. Los jaloneos se mantuvieron varios minutos, hasta que finalmente tuvieron que dejar que se lo llevaran.

En las más de dos décadas de labor en el Metro, el trabajador que aceptó a hablar y asegura que los lugares que se aprovechan para ingerir bebidas tampoco son un secreto: las áreas de descanso, los baños, los lockers y los talleres, sobre todo en catorcena y, a veces, en grupos grandes.

Incluso quienes aceptan ser evaluados y reprueban, tienen el respaldo gremial para que lo más grave sea ser suspendidos ocho días sin goce de sueldo, sin poner en riesgo su puesto de trabajo. O pueden declararse enfermos alcohólicos para que los envíen a rehabilitar y, tras tres o seis meses, retoman su puesto sin problema.

Los mismos seccionales del Sindicato, quienes fungen como delegados, avisan cuándo irán a aplicar las pruebas debido a que son temas que se hablan en reuniones. O si ven al personal de Seguridad Institucional acercarse, pasan la voz para huir.

“Cuando vienen tres o cuatro es porque vienen con el alcoholímetro”, dice.

Él mismo reconoce que hace seis años fue sorprendido en un convivio y, tras reprobar la prueba de alcoholemia, sólo fue reasignado a otra área. “Sí nos han agarrado a varios compañeros, pero el área sindical ahí nos defiende y el proceso es ese -no lo puedo negar- se negocia la sanción”, admite.

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