NIDO DE VÍBORAS

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NIDO DE VÍBORAS

POR KUKULKAN

ANTE LA APABULLANTE derrota que sufrió la tradicional clase política priista de Chetumal en los pasados comicios, frente a unas desconocidas candidatas de Morena que ganaron tanto la presidencia municipal de Othón P. Blanco como la diputación federal por el Distrito 01, todavía en shock algunos no se explican qué fue lo que realmente pasó y otros, los más nostálgicos, ya comenzaron a lanzar S.O.S. de auxilio para que el ex gobernador Félix González Canto regrese y retome las riendas del tricolor, actualmente convertido en ruinas.

HABRÍA QUE RECORDARLES a esos dolidos priistas, que hoy se están comiendo las uñas por el espanto de lo que les depara en su incierto futuro, que si alguien es el responsable de haber pulverizado a la clase política chetumaleña fue precisamente el cozumeleño González Canto quien como gobernador se llenaba la boca para sobajar a los habitantes de la capital de Quintana Roo por su mira tan corta, tan corta, que a lo más que llegaba era a Bacalar, como se mofaba.

SI BIEN LA DESTRUCCIÓN de la clase política la empezó un chetumaleño, el ahora ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz al perseguir y meter a la cárcel a su paisano y antecesor en la silla Mario Villanueva Madrid, lo cierto es que fue el perverso cozumeleño quien se encargó de inyectar el veneno para que terminaran exterminándose entre ellos, de ahí surgió el irónico aforismo que los cozumeleños repetían como pregunta para burlarse de los capitalinos: ¿cómo chingas a un chetumaleño?… con otro chetumaleño. 

ASTUTO ZORRO, ya en el poder Félix supo leer los odios enconados y las ambiciones que imperaban entre los chetumaleños por los cargos públicos, al ser la burocracia la principal fuente de empleo en la capital; uno de sus primeros actos fue incitar al Congreso del estado para que se pronunciaran en declarar como persona non grata a Hendricks Díaz, acusándolo de haber endeudado el estado con un crédito bancario de 800 millones de pesos, lo que obligó al chetumaleño a alejarse y mantenerse un rato en el ostracismo “voluntario”.

CORRÍA EL AÑO DE 2005 y los grupos de políticos chetumaleños quisieron demostrarle su poder al cozumeleño exigiendo los principales cargos en el gabinete, petición a la que Félix no se opuso y se los entregó sin que ellos se dieran cuenta de que los cargos administrativos por donde circula el dinero los habían acaparado los políticos de la Isla de las Golondrinas; “a los chetumaleños les gustan los cargos, pero el dinero lo controlo yo”. Y así fue hasta que al final de su mandato dejó una deuda pública de casi 13 mil millones de pesos, doce veces más grande que la de su antecesor. 

PARA PERPETUAR su especie otro sexenio más, Félix les impuso a los chetumaleños a su sucesor Roberto Borge Angulo, otro cozumeleño, quien se encargó de pulverizarlos e inclusive a algunos los persiguió, a los empresarios de plano se dedicó a quitarles sus negocios y sus propiedades, sin poder hacer nada, por eso cuando llegó la hora de renovar los poderes, los capitalinos rechazaron una segunda imposición de González Canto, ahora con Mauricio Góngora Escalante, quien finalmente fue derrotado y encarcelado, por el actual gobernador Carlos Joaquín. 

POR ESO EL QUE AHORA los chetumaleños salgan a pedir el regreso de Félix para que se haga cargo de la renovación del PRI con miras a retornar al poder, es como darse un balazo en el pie al pretender traer a la palestra al cozumeleño que fue el principal cerebro del saqueo del patrimonio del estado por lo que se ganó a pulso el sello del gobernador más corrupto mismo que lo persigue hasta la fecha; sería bueno que los nostálgicos a los que les dio dinero a manos llenas no sigan pidiendo el regreso de “el gato” porque se les puede cumplir.

@Nido_DeViboras