Vivirá la esencia de Carrà en la moda y el showbiz

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Carrà
  • La showwoman Raffaella Carrà logró convertirse en un fenómeno de la TV e ícono LGBTQ+ y de la moda; se despidió del mundo a los 78 años.
FERNANDO TOLEDO / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Nada es eterno excepto la Carrà” es una frase popular en toda Italia. Y es que Raffaella Maria Roberta Pelloni, nacida en Bolonia en 1943, formaba parte ya del colectivo cultural de esa nación, donde era considerada como una de las pocas grandes divas vivientes.

Por eso causó tanta conmoción el anuncio del fallecimiento de esta celebridad, dado a conocer por su pareja de algunos años, Sergio Japino. Hasta entonces, no se había filtrado información de que estuviera enferma, sino que, al contrario, estaba preparando un programa para regresar a la televisión.

Ícono desde los finales de los años 70 y 80, Carrà, con una simpatía y naturalidad sin igual, dio sobre todo un espacio a la libertad de esa época con canciones que lo mismo hablaban de los deseos de las mujeres (como “Caliente, Caliente”), que de la homosexualidad (“Lucas”). Y hasta llegó a ser censurada por el Vaticano por enseñar el ombligo en una incipiente televisión en blanco y negro.

“Mis canciones no hacían daño a nadie. Quitaban del medio muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es sólo una vida cuando tienes libertad”, afirmó en una entrevista a Vanity Fair.

También fue responsable de cambiar los formatos televisivos, que entonces eran muy rígidos, por pláticas más amables e íntimas (con programas como Pronto Raffaella! Carràmba! Che Sorpresa) que lograron reunir a más de 10 millones de italianos frente a los televisores. En ella se basaría después Verónica Castro en México para realizar sus exitosos programas nocturnos.

Talento desde pequeña

La vedette empezó de niña estudiando canto y baile y debutando con 9 años en un pequeño papel en la película Tormenta del Pasado. Ya con 18 añitos se estrenó en la televisión, en donde pronto, su melena rubia y su energía vibrante la convirtieron en una gran figura desde 1970, cuando inició el programa Canzonissima en la Televisión Italiana (RAI).

Aunque viajó a Hollywood, llegando a obtener algunos papeles relevantes como actriz, Raffaella nunca se sintió a gusto y decidió regresar a Europa.

A principios de los años 90 llegó a España y se convirtió también en un ídolo de esa nación, que llegó a verla también como una diva propia, la cual congregaba a las familias durante las noches. Ella, sabiamente, grababa todas sus rítmicas canciones también en español.

De allí vino el salto a América, donde a través de Siempre en Domingo en México, impactó con sus melodías pegajosas.

Aparentemente inocentes, los temas escondían mensajes sociales y dobles sentidos. La cantante también destacó por sus piruetas en el escenario, un vestuario llamativo que incluía muchos trajes pegados de lentejuelas y un ballet integrado por chicos italianos muy guapos.

Ícono LGBT+

Defensora de su vida privada, tuvo varias parejas durante su vida y nunca tuvo hijos, pero ella afirmaba, siempre con una gran sonrisa, que su familia eran los millones de fieles seguidores que veían sus programas y compraban sus discos por décadas.

Rafaella es considerada por muchos como la antecesora europea de Madonna ya que, de una manera inocente y divertida, dio cabida a movimientos que no eran tan permitidos en la televisión pública, como el feminismo y la homosexualidad.

“La Carrà es un símbolo gay, sobre todo en Europa y después en América Latina. Sus canciones permitían a muchos chicos y chicas sentirse identificados y liberados un poco. Es por eso, quizás, que se haya convertido en una gran figura en muchas partes del mundo”, afirma el experto en moda Antonio González de Cosío.

El experto en tendencias de la Agencia Trendo, Gustavo Prado, la considera como una gran influencia para las artistas de esa época en México.

“Rafaella llegó a nuestro País en una época cuando figuras como Olga Breeskin acaparaban la atención de los medios con vestuarios reveladores y espectáculos llenos de erotismo y sensualidad. Raffaella impuso un nuevo tipo de show: uno mucho menos sexual, más divertido y psicodélico: sus vestuarios eran una oda a la modernidad, con aires de discoteca y guiños a diseñadores que vendrían un poco después, como Mugler y Montana”, afirma Prado.

Una moda explosiva

Su vestuario era como de showgirl de las Vegas, como de patinadora, siempre brillante y luminosa, con trajes que le permitían brincar en el escenario.

“Su guardarropa estaba lleno de catsuits, jumpsuits, overoles y palazzos -al mayor estilo disco y que resuenan con las tendencias actuales- que le permitían moverse como ninguna. Su imagen era más cercana a la de una superheroína, que la de una vedette: maillot práctico en colores primarios, mallas, capas y leotardos”, agrega Prado.

“Muchos han bailado con sus canciones, han cantado sus rumbas flamencas. Su gran mérito estriba en en que siempre fue accesible, alegre, divertida y fácil, por lo que siempre tendrá un cachito de nuestro corazón”, finaliza Prado.

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