- Chiapas es territorio clave para el trasiego de drogas desde Centroamérica hacia México y EU, y ahora enfrenta el inicio de una disputa criminal.
OSCAR USCANGA Y CÉSAR MARTÍNEZ / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO. – Chiapas, territorio clave para el trasiego de drogas desde Centroamérica hacia México y Estados Unidos, enfrenta el inicio de una disputa criminal que ha dejado ejecuciones y violencia en los últimos días.
Durante años esta entidad ha sido marcada por matanzas paramilitares, entre comuneros por la disputa de tierras y hasta por pleitos partidistas, por no tan evidentemente vinculadas con cárteles.
Fue hasta el pasado miércoles cuando la tranquilidad de la región centro fue desquebrajada por la ejecución de al menos cinco personas en una concurrida zona de Tuxtla Gutiérrez.
En pleno corazón chiapaneco y al estilo del narcotráfico, sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) emboscaron y asesinaron a cinco hombres que también portaban armas de alto calibre en el Fraccionamiento La Gloria, una de las zonas de mayor plusvalía de la capital estatal.
En esa zona del poniente de la ciudad, donde hay concurrencia de personas que acuden a restaurantes, cercana a fraccionamientos residenciales y privados, se presume que fue ejecutado Ramón Rivera, “Jr. Gil”, jefe de plaza del Cártel de Sinaloa en la región.
A “Jr. Gil” se le identifica como hijo de Gilberto Rivera, “El señor de la frontera sur”, quien dominaba el territorio hasta su detención en Guatemala en 2016, quien fue extraditado a Estados Unidos un año después.
Para Carmen Villa, titular del Observatorio Ciudadano de Seguridad en Chiapas, los hechos ocurridos el miércoles rompen con la realidad que hasta ahora vivían los tuxtleños, al presenciar un acto común en otras entidades, pero ahí nunca antes visto.
“Es anormal en la realidad y cotidianidad de la gente de la capital, me atrevería a decir que en Chiapas, aunque hay evidentes realidades de enfrentamientos armados en el Estado, ninguno con características vinculadas a cárteles y toda esta realidad muy lejana, que por primera vez nos golpea así”, expresó a REFORMA.
“Mi reacción, y tal vez la de la gente de a pie, fue muy ingenua, muchos filmando la balacera, mucha gente no creyendo lo que estaba pasando, muy asustados. No sé qué sea peor, no tener preparación para reaccionar o que ya sepamos de qué se trata y nos habituemos, pero definitivamente fue algo extraordinario y tristemente creo que no va a ser una vivencia única”.
Aunque los datos alejan a Chiapas de los focos rojos en incidencia delictiva, Villa añadió que si se compara mayo pasado, con el mismo mes de 2020, hay un aumento significativo en el porcentaje de homicidios dolosos, feminicidio, robo a casa habitación y narcomenudeo.
El homicidio doloso incrementó 30 por ciento; el feminicidio, 197 por ciento; el robo a casa habitación, 164 por ciento, y el narcomenudeo, 99 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales.
“La conversación entre quienes analizamos la seguridad, que es un círculo chiquito al tener Chiapas otros problemas sociales más ‘urgentes’, es que esta realidad ya nos alcanzó, entonces la coyuntura de lo que sigue es lo importante, generar estrategias ya sea para habituarnos a lo que mexicanos sufren desde hace 20 años, o es algo que puede parar”, añadió. Pese a la magnitud del crimen para Chiapas, sólo se dio el pronunciamiento de la Secretaria de Seguridad estatal, Gabriela Zepeda. Hasta ahora el Gobernador morenista Rutilio Escandón ha guardado silencio al respecto.
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