NIDO DE VÍBORAS

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Félix González Canto

POR KUKULKÁN

COMO si se tratase de un desafortunado juego de naipes, cada sexenio la clase política de Chetumal acostumbra victimizarse para echarle la culpa de sus desgracias a las cartas que les repartió la vida (o el gobierno en turno), en vez de reparar que sus tragedias generalmente obedecen al modo en que sus representantes eligieron jugar la baraja. Si bien durante los casi 46 años de fundación del Estado Libre y Soberano de Quintana Roo tres de ocho gobernadores han sido originarios de la capital, no ha habido una sola administración estatal que los altos cargos del gabinete sean ocupados por chetumaleños.

ENTONCES es cuando surge la gran pregunta, ¿qué han hecho estos insignes políticos de la capital por su ciudad y su municipio? La respuesta es: callar, no mirar y ser cómplices de vejaciones y latrocinios cometidos por gobernantes en aras de mantener canonjías y privilegios personales. La mejor muestra de esta relación perversa de sumisión se dio en el sexenio que encabezó Félix González Canto (2005-2011), el de mayor saqueo del patrimonio público, cuando casi todas las secretarías del gabinete estuvieron ocupadas por chetumaleños, mujeres y hombres.

TODAVÍA hoy muchos de esos secretarios y secretarias que viven en el ostracismo, anhelan con nostalgia el regreso de aquellos tiempos, no porque hayan sido de gran aportación para los habitantes del municipio sino por los beneficios personales que recibieron. El propio Félix González, quien tenía bien estudiada su idiosincrasia, decía que los chetumaleños se conformaban con tener un puesto en la burocracia capitalina, lo que el exmandatario supo aquilatar para hacerlos cómplices de sus fechorías. 

ENTRE los políticos descontentos con la situación de abandono y marginación en que se encuentra no sólo la capital Chetumal, sino la zona sur del estado, no hay uno solo que haya protestado porque Félix González dejó una enorme deuda pública cercana a los 13 mil millones de pesos, la cual se duplicó durante el mandato de su sucesor Roberto Borge Angulo a la cantidad de 20 mil millones de pesos, con lo cual se hipotecó el destino de los quintanarroenses a más de 30 años.

DURANTE esta decena trágica de los últimos gobiernos priistas se construyó, por ejemplo, el Centro de Convenciones de Chetumal con una inversión cercana a los 100 millones de pesos en tres etapas y que según el futurismo de Félix González tendría una capacidad de afluencia de tres mil personas cuando la realidad era, y sigue siendo hoy, que todos los hoteles de la capital apenas logran juntar cuartos para 500 personas. Fue una burla y una pantalla para especular con los recursos públicos, el inmueble resultó ser un elefante blanco con el paso del tiempo, costoso en su mantenimiento, y la actual administración optó por instalar algunas oficinas y rentar los salones para eventos.

LA OTRA obra que en los gobiernos priistas se le invirtieron más de 180 millones de pesos es la denomina Mega Escultura sobre la Bahía de Chetumal, la cual en un intento de rescatarla se contempló como sede de la Secretaría de Turismo federal, sin embargo no cuenta con las instalaciones necesarias para tal efecto, se convirtió en otro elefante blanco, y ahora se busca rentar a particulares para algún tipo de negocio. Todo esto fue avalado en su momento por los funcionarios chetumaleños que ocuparon alguna secretaría en los gabinetes de González Canto y Borge Angulo.   

A UN AÑO de que concluya el gobierno del panista Carlos Joaquín González, nuevamente vuelven las críticas en el sentido de que no se les cumplió a los habitantes del sur, a pesar de los avances en las obras del Parque Industrial con Recinto Fiscalizado Estratégico de Quintana Roo, así como la gestión para la reanudación de las obras para abrir el Canal de Zaragoza, proyectos emblemáticos que ha estado impulsando la titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, la chetumaleña Rosa Elena Lozano Vázquez. Está claro que a la clase política de Chetumal le reditúa más sentirse parte del problema, no de la solución.

@Nido_DeViboras