Zoé sabe a ‘miel’

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Zoé

  • Zoé se refugió en los estudios Submarino del Aire, que pertenecen a Alfonso André y Cecilia Toussaint, en Coyoacán.

MAURICIO ÁNGEL / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Días antes de entrar a grabar su primer disco, Zoé había recibido una carta de retiro de su entonces disquera, que decidió no apostar por ese debut.

Tenían todas las canciones escritas e ideas de sonidos por experimentar, así que los músicos, aún desconocidos, decidieron reunir dinero por su cuenta y sacar en forma independiente su material, homónimo y que este octubre cumple 20 años.

“Al principio fue muy difícil la carrera porque esa música no fue muy aceptada ni entendida, y después, cuando logró entrar en el mundo popular, tuvo que seguir manteniendo esa conexión con la gente. Es parte de una carrera que llega a durar 20 años”, reflexionó, en entrevista, León Larregui, vocalista.

La banda ve ese momento como algo que la marcó y definió, pues le dio la guía como agrupación: confiar en su visión sin importar las dudas ajenas.

Al verse empujados a la independencia, el grupo de veinteañeros no se preocupó y decidieron armar su álbum en forma autónoma, aunque admiten que no tenían gran idea de cómo lograrlo.

“No sabíamos si iba a funcionar, pero a nosotros nos gustaba, eso era básicamente lo que nos importaba y la base y criterio que utilizamos para hacer música. Siempre fuimos fieles a nuestras creencias musicales y a nuestras canciones, a nuestra manera de abordarlas y a cómo instrumentarlas”, recordó el bajista Ángel Mosqueda.

“Sabíamos que algo iba a pasar, que no era un material estéril, que tenía algo. Ese primer disco fue confuso para la gente, no fue para nada un hit, pero me trae muy bonitos recuerdos porque trae cierta ingenuidad, estábamos aprendiendo, fue nuestra primera lección de cómo hacer un disco”.

Larregui describe sus primeros materiales como “un Frankenstein”, aquel monstruo creado con retazos, pues solían grabar muchas tomas, a diferencia de sus discos Aztlán (2018) y Sonidos de Karmática Resonancia (2021).

Zoé se refugió en los estudios Submarino del Aire, que pertenecen a Alfonso André y Cecilia Toussaint, en Coyoacán. Llegaron solos y descubrieron aliados que trazaron su carrera, como su productor, el británico Phil Vinall (Radiohead, Placebo, Pulp), quien le añadió elementos electrónicos a “Deja Te Conecto”, su primer sencillo.

“La canción fue compuesta en su totalidad por León con una guitarra acústica. Luego tuvimos una versión de la canción previa a la que todo el mundo conoce, y fue nuestro primer demo. Era totalmente diferente, aunque muy bonita; luego la transformamos a la onda electrónica.

“‘Miel’ fue otro acierto, funciona de manera muy padre y creo que le atinamos. Estábamos muy contentos de cómo le dimos la vuelta porque la versión original, nada que ver. Incluso nos atrevimos a grabar cuerdas porque no sabíamos cómo hacerle”, agregó el bajista.

Cuando describían Zoé (2001), los músicos aseguraban que era un material ecléctico, pues tenía un poco de todo como reflejo de haber sido creado por canciones de varios años previos.

En cortes como “Tarántula”, los músicos ven toques sofisticados debido a ondas oscuras y al trip hop en boga, pero destacan, sobre todo, sus intenciones de hacer rock.

En aquella época, los intérpretes de “Reptilectric” tenían muchas influencias de grupos como Massive Attack, por lo cual Zoé, formado en 1996, retrabajó versiones que habían nacido de una forma y luego cambiaron radicalmente.

“La pasé bomba con ‘Miel’, pero mi bajo no tenía el sonido que estábamos buscando, y para ella me prestó el suyo Federico Fong (La Barranca, Fobia, Caifanes), bajista enorme que vivía en esa casa.

“Es bonito un momento de tener a un músico de ese calibre rondando cuando él, básicamente, estaba escuchando a los chamacos grabar. Con el ‘Tío Fong’ armamos una amistad muy bonita”, recordó Mosqueda, entre risas.

Consolidado como uno de los grupos más relevantes del País en el siglo 21, Zoé cuenta ahora con estudios propios, Panoram, y se organiza de otra manera debido a sus familias, pero todos recuerdan con cariño el material que les dio las bases.

“Han pasado 20 años. Vamos cambiando, pero, por otro lado, somos los mismos. Considero que hay una dualidad en ese sentido, definitivamente las ganas que había en ese entonces son diferentes a las que se experimentan ahora. Era el primer disco: para gente que tenía ese sueño, era lo más excitante que pudiera haber”, concluyó el bajista.

Después vendrían el éxito y el reconocimiento, otros seis álbumes de estudio, acoplados, los festivales como cabezas de cartel y hasta noches en un Foro Sol abarrotado.

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