- 81 personas que huyeron del conflicto en Ucrania se dirigen a México a bordo del avión de la Fuerza Aérea que llegó el lunes a Bucarest, Rumania.
CÉSAR DANIEL MARTÍNEZ CISNEROS/ AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- Un total de 81 personas que huyeron del conflicto en Ucrania se dirigen a México a bordo del avión de la Fuerza Aérea Mexicana que llegó el lunes a Bucarest, Rumania.
De estas personas, 44 son mexicanas -28 hombres y 16 mujeres- y 28 son ucranianas -23 mujeres y 5 hombres-; del resto, uno es peruano, otro australiano y siete son de Ecuador -5 hombres y 2 mujeres-. Además, en la aeronave va una perrita salchicha.
La aeronave Boeing 737-800 tenía programado su despegue a las 8:00 horas, sin embargo, partió finalmente a las 10:39 horas del Aeropuerto Henri Coanda de Bucarest, y a las 14:24 horas realizó su primera escala en el aeropuerto de Shannon, Irlanda.
Un total de 40 mexicanos y sus parientes pasaron la noche previa en un albergue de Bucarest instalado en la en el gimnasio de la escuela preparatoria “Viaceslav Harnaj” Tehnological High School, el resto llegó por su cuenta a la terminal aérea.
El avión militar realizará el mismo recorrido que lo trajo a la capital rumana, con escalas en Shannon, Irlanda, y dos en las bases aéreas militares de Gander y Trenton, en Canadá, antes de arribar a la base aérea que se encuentra a un costado del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La cifra oficial del número de personas fue proporcionado hasta después del despegue del avión mexicano.
Roberto Linares, de la Ciudad de México, es uno de los connacionales que van en el avión.
Él viaja con su esposa ucraniana y su hija de tres años, pero deja en Ucrania a toda su familia política que se quedó a pelear contras las fuerzas rusas.
“Una de las cosas más complicadas (como padre) es que (mi hija) me sigue preguntando, ‘papá vamos a casa, quiero jugar en el parque’, y cómo le explicas que su casa no está ahí”, comentó entrevistado en el lobby del aeropuerto.
Roberto llevaba viviendo cuatro años en Odessa y empacó esa vida en dos maletas, una grande y otra pequeña.
“Estoy aliviado de que ya estoy aquí, estoy a salvo y tengo familia esperándome”, comentó.
“Yo espero que vengan tiempos mejores, tengo la idea de qué si seguimos construyendo vamos a regresar, cuando todo esto termine yo quiero regresar a Ucrania y ayudar a la ciudad que tanto me dio para reconstruirla”.
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