Llega ‘torera’ a Los Pinos

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Llega 'torera' a Los Pinos
  • Guadalupe Piña, vendedora de tostadas -o huaraches, como los conocen en Toluca-, puede darse un lujo: vender sin ser asediada por la Policía. 
JESÚS EMMANUEL LEÓN VÁZQUEZ / AGENCIA REFORMA 

CIUDAD DE MÉXICO.- En un sábado caluroso en el Centro Cultural Los Pinos, Guadalupe Piña, vendedora de tostadas -o huaraches, como los conocen en Toluca-, puede darse un lujo: vender sin ser asediada por la Policía. 

Ella misma se describe como “torera”, y se refiere a quienes, como ella, se ganan la vida ofreciendo sus productos en la vía pública, con el riesgo de ser detenida. 

Pero ayer no la asediaba la Policía, sino los clientes y los medios de comunicación, atraídos por la hazaña de Guadalupe, al “torear” a la Guardia Nacional para vender sus tostadas en plena inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). 

“¡Ya hasta le subió de precio!”, bromea con ella el cliente Felipe Ortega, al enterarse que cada tostada cuesta 35 pesos. 

“¡En el AIFA las estaba dando a 40!”, contesta ella. 

En condiciones normales, en el Zócalo capitalino, Guadalupe, de 29 años, tiene que estar a las vivas para evadir a los elementos que tratan de malograrle su negocio. 

“Tenemos que llegar con un bote, una canasta y un banquito, pero cuando vemos a los policías, a correr, porque nos quitan las cosas o nos llevan a pagar una multa”, explica. 

A escasos metros de donde fue arrestada una ocasión, y enviada por tres días a Santa Marta Acatitla, presuntamente por agredir a una oficial, despacha un Presidente que la defendió en público. 

El pasado lunes, con la habilidad que le han dado los años, la vendedora toreó su camino a través del estacionamiento del AIFA, inaugurado ese mismo día, y vendió ahí 200 tostadas. 

De no ser por el clamor que ocasiona una canasta de garnachas, la vendedora, sus hijos y su suegra, habrían regresado a Toluca sin nada. 

“Como somos toreras de aquí del Centro, así les hacíamos también a los de la Guardia Nacional. Me ponía aquí, ellos venían, me levantaban, le caminaba, y luego la gente decía: ‘no, ya no, es que ya despáchanos, es que se están metiendo’, y la gente nos empezó a defender de ellos también”, cuenta. 

Cuando fue grabada, sin que lo supiera, despachando a la fila de gente en el AIFA, las redes sociales hicieron lo suyo. 

Lo que comenzó como una buena idea de su suegra terminó por ponerla entre los defensores y los detractores del Presidente Andrés Manuel López Obrador, con el AIFA de fondo. 

“Ya quisieran comerse una tlayuda”, espetó el Mandatario a quienes criticaron el comercio ambulante en la inauguración de la terminal aérea. 

“¿Qué quieren, un…? ¿Cómo se llaman las tortas de Estados Unidos? Hamburguesas, pero es mucho el racismo, el clasismo y el coraje”, dijo. 

“Está bien que haya defendido lo de la comida”, agradece ella, pero no deja pasar la oportunidad para corregir al Presidente: “No son tlayudas, porque él fue el que dijo que eran tlayudas, son tostadas, o huaraches, y somos de Toluca”. 

López Obrador las llamó también “doraditas”, que es el nombre que la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, usó para anunciar que Piña estaría este sábado y domingo en el Cencalli, la Casa del Maíz y la Cultura Alimentaria, en Los Pinos. 

La invitación llegó después de que Guadalupe, echando mano de su inesperada fama, acudiera a Palacio Nacional a dejar un escrito para el Presidente. 

“Le entregué una carta donde le pedía que me dejara un lugar. Si no es allá en el AIFA, que me lo diera en el Centro Histórico”, explica. 

Todavía sin una respuesta, pero con una invitación de dos días, Guadalupe llegó a Los Pinos con 250 tostadas, en jornadas que prometen superar los 500 a 600 pesos que vende en el Zócalo. 

Entre vendedores de nieves, aguas frescas, tamales de pulque, quesos, quintoniles, huauzontles, las tostadas de Guadalupe Piña fueron la sensación. 

“Yo venía buscándolas. Desde que vi el video del aeropuerto, y venimos desde Guadalajara, nosotros, tenía muchos años que no las había probado, y pues vine en especial”, dice Laura Rodríguez. 

Arcelia y Paola, madre e hija, encaminaron su paseo sabatino de Chapultepec al Cencalli, en parte, porque supieron de la presencia de Guadalupe. 

Con 4 hijos que sacar adelante, dos de ellos con enfermedades que no puede costear, Guadalupe Piña reitera su petición al Presidente: “Que nos dé un lugar fijo para que podamos vender y no estar corriendo, o que me regale un permiso para que pueda vender”. 

Al menos durante dos días, Guadalupe Piña podrá dejar de torear. 

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