- La desocupación ascendió a 2 millones 178 mil 824 de personas durante febrero, esto es, 248 mil 706 menos que en el mismo mes del año pasado.
ERNESTO SARABIA / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante el segundo mes del año, la Tasa de Desocupación en el país aumentó 0.12 puntos porcentuales, para ubicarse en 3.75 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), tras bajar en enero pasado.
Según cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Por sexo, la Tasa de Desocupación (TD) de mujeres registra mayor alza en el segundo mes de 2022, con 0.48 puntos porcentuales a 3.85 por ciento de la PEA.
En el caso de los hombres, la TD pasó de 3.65 por ciento de la Población Económicamente Activa en enero a 3.70 por ciento al mes siguiente.
La información del instituto deja ver que la población desocupada ascendió a 2 millones 178 mil 824 personas durante febrero, esto es, 248 mil 706 menos que en el mismo mes del año pasado.
La población desocupada considera a aquella que se encuentra sin trabajar, pero que está buscando trabajo.
Por otro lado, durante febrero pasado, la Tasa de Subempleo (TS) se ubicó en 9.68 por ciento de la población ocupada, 0.36 puntos porcentuales por arriba de lo reportada en enero.
La población subocupada fue de 5.2 millones de personas, 2.1 millones menos frente a la del mismo mes de 2021.
El Inegi explica que la población subocupada corresponde a la que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas de lo que su ocupación actual les demanda.
En otros indicadores laborales, la Tasa de Informalidad Laboral Nacional (TIL) disminuyó 0.24 puntos porcentuales durante febrero a 54.73 por ciento de la población ocupada.
En el mes de referencia, la informalidad laboral dio ocupación a 30.6 millones de personas, de acuerdo con los datos del instituto.
Los estrategas de Banorte mencionan que las ganancias en el sector informal alcanzaron 154 mil 700 empleos, con 370 mil más en la formalidad.
La población ocupada en la informalidad laboral considera, sin duplicar, a los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, así como a aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo.
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