El acarreo estuvo a tope en la marcha de AMLO

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El acarreo estuvo a tope en la marcha de AMLO
  • Miles de personas de todo el país fueron movilizadas para que asistieran a la marcha convocada por Andrés Manuel López Obrador.
ROLANDO HERRERA / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Quienes llegaron de Guachochi, Chihuahua, viajaron día y medio; los de Balancán, Tabasco, hicieron 14 horas; los de Chimalhuacán, una hora de trayecto y media de extravío; los de Naucalpan 40 minutos. Miles de personas fueron movilizadas para que asistieran a la marcha convocada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Los autobuses comenzaron a llegar por goteo desde la noche del sábado, pero el grueso de ellos llegó durante la madrugada y mañana de ayer, convirtiendo las calles aledañas a la ruta Reforma-Chapultepec en un gigantesco estacionamiento.

Consultado sobre la cantidad de vehículos foráneos, un agente de la Policía capitalina informó que estimaron en más de seis mil los autobuses y camionetas, pero que no tenían una cifra exacta debido a que llegaron de todos lados.

Uno de los puntos críticos fue Circuito Interior, a la altura de Paseo de la Reforma, debido a que muchos de los simpatizantes fueron citados en la Estela de Luz, por lo que los autobuses se estacionaron sobre la vía primaria ocupando dos de los tres carriles de la lateral.

Otros lo hicieron a lo largo de Avenida Chapultepec en el tramo que va de Lieja a la Glorieta de Insurgentes, una distancia de poco más de un kilómetro.

Los asistentes menos afortunados tuvieron que descender en las inmediaciones del Auditorio Nacional, y los vehículos que los transportaron se estacionaron a lo largo de Calzada Chivatito, Arquímedes, Calzada Mahatma Gandhi y la vía que rodea el Centro Cultural del Bosque.

A un costado del Campo Marte, Jesús, el conductor de una Van dijo que su contingente salió el sábado a las dos de la tarde del municipio de Centla, Tabasco, y llegó a la Ciudad de México a las cinco y media de la mañana de ayer.

“Agarramos tráfico en la Venta, como tres horas de tráfico”, señaló.

En su caravana viajaron seis camionetas, con una capacidad de 15 pasajeros, sin embargo, no fueron los únicos que llegaron del estado de natal de López Obrador.

Hubo autobuses de Balancán y de Macuspana, cuyos operadores lograron acercar a sus pasajeros al Ángel de la Independencia y estacionaron sus vehículos sobre Paseo de la Reforma, entre la columna del Ángel y la Glorieta de la Diana.

En la calle de Sonora, en la Colonia Roma Norte, Iván Vargas se sentó en la banqueta a esperar a que su pasajeros regresaran. Él y otros tres operadores que conducen camiones de transporte de personal llegaron a esa vía a las 8:30 horas procedentes de El Molinito, en Naucalpan, Estado de México.

Dijo que desconocía quién había alquilado el servicio, pero ellos cumplieron diligentemente al trasladar a sus pasajeros en 40 minutos, eso sí, no se acercarían al final de la marcha para recoger a los manifestantes, pues ellos debían de regresar por su propio pie al mismo punto para poder volver a su colonia.

Quienes sí estaban presionados sobre cómo se acercarían al primer cuadro de la Ciudad eran cuatro operadores de la Ruta 36 de Chalco, quienes se habían estacionado sobre la calle de Leibnitz en la Colonia Anzures, pues por teléfono les dijeron que debían recoger a sus pasajeros lo más cerca del Zócalo que pudieran.

La caravana a la que pertenecían, coordinada por el dirigente de la ruta, había transportado a poco más de tres mil personas y fueron liderados por un guía que, pese a que orientó con el GPS de su teléfono, los hizo dar vueltas antes de llegar a su destino.

“Son como 200 camionetas, todos venimos llenos, nos caben 14 o 15, pero algunos le meten 17. Multiplíquele 15 por 200, trajimos como a tres mil, pero hay un chingo más, nosotros sólo somos una ruta”, dijo uno de los operadores.

Alrededor de 50 camionetas de la Ruta 42 Zumpango-Chilpancingo se estacionaron sobre Río Misisipi, en el tramo que va de la Diana al Circuito, y para que se supiera quién fue el patrocinador llevaban pegado un cartel con la foto del senador morenista Félix Salgado Macedonio.

De Guerrero no fueron los únicos, sobre la Avenida Monterrey, en la Colonia Roma Norte, se estacionaron camionetas y autobuses de Servicios Turísticos de Acapulco, Transportes Guerrerenses Palos y Minibuses Chilpo.

También sobre esa vía había vehículos que llegaron de Oaxaca y de Hidalgo, cuyos pasajeros a las seis y media de la mañana todavía se veían adormilados.

“Salimos como a las seis de la tarde, está lejos”, dijo Claudio Arellanes mientras movía sus piernas.

Al hombre de 77 años, así como a los miles que llegaron de otros estados, aún los esperaba un marcha y horas de carretera en el regreso a sus comunidades.

La ruta de Iztapalapa

Momentos antes de bajar del microbús, Rosi Morales, la persona encargada de un contingente de Iztapalapa, dio instrucciones sobre el pase de lista.

“Cuando se vayan a retirar, avísenme por favor en el grupo, para checar si ya les pasé lista, no se olviden de pasar lista. ¿Quién no ha pasado lista? No se vayan a ir temprano, ya vamos bien tarde”, indicó a los pasajeros.

La mujer les explicó que por la hora a la que iban ya no podrían alcanzar desayuno, pero sí se les entregarían banderas, lo que causó el desencanto de todos.

“Es que había mucho tráfico, había mucho desde la Central de Abastos”, argumentó Arturo, uno de los acarreados.

El hombre contó que su camino empezó a las 8:30 horas, en la Vocacional 7, sobre Ermita Iztapalapa. Allí tomaron el microbús que lo llevó a la marcha por los cuatro años del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Yo no quería venir, pero ya estando aquí sí dan ganas de marchar”, dijo.

El microbús en el que iba Arturo portaba varios anuncios con el nombre de Iztapalapa y un cartel que decía “Estamos con el Peje, le pese a quien le pese”.

La unidad arribó por Insurgentes Sur y se detuvo a la altura de Álvaro Obregón. Esta esquina se convirtió en el punto de encuentro para los contingentes de Iztapalapa.

Todos con las mismas banderas, con bolsas de desayunos y carteles idénticos a los que se observaron en días pasados en el Metro.

La dinámica era la misma: llegaban a la esquina, se bajaban, el líder del contingente les tomaba foto “para mandarla a los de arriba” y asegurar su asistencia.

Rosi hizo lo propio: todos bajaron, le tomó fotografías a sus acarreados y estos comenzaron a caminar hacia el Ángel de la Independencia. “Avancen, no se detengan, vamos por la banqueta, bájense, una porra para el Presidente”, les gritaba la mujer.

Las calles de la Condesa y la Roma se convirtieron en estacionamientos de camiones de acarreados. Al menos, el grupo de Rosi llevaba más de 20 vehículos.

Gloria, otra mujer que comandaba un grupo proveniente de Ermita Iztapalapa, también llevaba una veintena de vehículos.

Al final, todos los grupos de esa Alcaldía se juntaron, uniformados con la misma bandera blanca y carteles y lonas idénticas.

Obligan a trabajadores a moverse

Trabajadores de la vía pública de diferentes Alcaldías se vieron obligados a asistir al mitin en apoyo al Presidente Andrés Manuel López Obrador por temor a que funcionarios de la CDMX no les expidan licencias de personas no asalariadas.

REFORMA constató que personal de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STYFE) de la Ciudad de México estuvo a cargo de la concentración de varios trabajadores de este tipo en el monumento de la Diana.

Desde las 9:00 horas, los trabajadores seguían instrucciones para demostrar su presencia en el mitin; mientras esperaban más indicaciones, les fue regalada comida.

Después de casi dos horas, los funcionarios se tomaron fotografías con ellos y les permitieron retirarse.

Una de las trabajadoras convocadas relató que, tanto de manera inducida como explícitamente, fueron orillados por los funcionarios a acudir a Paseo de la Reforma.

“(Nos dijeron) ‘para que salgan las licencias’ y nos dicen que nos están apoyando.

“Nos comentaron: ‘acompáñenos, es una invitación, eh, no crean que es a fuerza’, pero a muchos compañeros fotógrafos (de vía pública) los estuvieron presionado y llamando y amenazando que si no iban, les iban a suspender su licencia de trabajo”, explicó una trabajadora, quien pidió omitir su nombre.

La mujer cuestionó que varios asistentes a la marcha no hayan acudido de manera voluntaria al llamado que hizo el Presidente.

Con información de Eduardo Cedillo y Alejandro León.

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