Por KUKULKÁN
DESDE las ruinas en que quedó tras la aplastante victoria de la alianza ‘Juntos Hacemos Historia’ en las pasadas elecciones para gobernador de Quintana Roo, el PRD busca llamar la atención de los electores a través del escándalo mediático de haber responsabilizado y denunciado a la gobernadora Mara Lezama Espinosa por el presunto uso de recursos públicos para promover su imagen en las instalaciones del Congreso del Estado, en la capital Chetumal.
SE TRATA sólo de un petardo mediático de cara al proceso electoral que se avecina, que no tiene la intención ni el fundamento legal como para que la denuncia prospere principalmente porque no fue decisión del Poder Ejecutivo, sino del Legislativo autorizar el mural denominado ‘Óoxtun’ donde aparece la imagen de la gobernadora.
LO QUE en realidad busca el PRD en estos momentos es salir desesperadamente del sótano al que lo enviaron los insignificantes 16 mil 256 votos obtenidos en la elección (el 2.99 por ciento de total, que lo llevaron a la pérdida técnica de su registro) con su candidata Laura Fernández Piña, quien durante la campaña siempre dijo que sus encuestas le daban el arrollador triunfo, lo que al final resultó totalmente al revés.
LA POLÍTICA del chantaje y del moche siempre ha sido la escuela del líder nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien antes del reciente proceso electoral amagó primero con que postularía como su candidata a la gubernatura a la senadora morenista Marybel Villegas Canché, después placeó al actor Roberto Palazuelos para cotizar todavía más ante el gobierno de Carlos Joaquín González, quien según los perredistas inconformes pagó 150 millones de pesos para bajar de la contienda al ‘Diamante Negro’ para sustituirlo por la derrotada Laura Fernández. El PRD siempre ha sido un partido que perdiendo gana.
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“ME CAMUQUÉ”, soltó Andrés Manuel López Obrador al justificar por qué llamó presidente al gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal durante la inauguración de la edición 86 de la Convención Bancaria. Fue este jueves 16 de marzo cuando ante los banqueros congregados en Mérida, el inquilino de Palacio Nacional llamó presidente a Vila Dosal, lo que provocó risa generalizada entre los banqueros y la clase política.
“UN DESTAPE MÁS”, bromeó Obrador para matizar su desliz. Pero este viernes, desde su tierra natal, Tabasco, Obrador volvió a tocar el tema: “Ayer yo, este, me camuqué, al presentar al gobernador de Yucatán, a Mauricio Vila, dije presidente… ¡ah! dije, pues ya destapé a otro, ya está de moda el destape”.
EN EL MUNDO de los diccionarios se indica que la palabra “camuqué” viene de camuco, que significa engaño, de tal suerte que eso es lo que, según el mismo López Obrador le ha sucedido con quien ciertamente es considerado como uno de los candidatos de la oposición mejor posicionados para dar la batalla electoral en la sucesión presidencial del 2024. El mandatario ha dicho que suele camucarse cuando tiene momentos agradables con personajes políticos, como lo explicó cuando también llamó presidente a Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, durante su visita a México.
PERO la cosa no para ahí, Obrador no deja de armar su rompecabezas para su sucesión y ahora analistas, morenistas, panistas, empresarios y todo mundo ha comenzado a decodificar este supuesto desliz de Obrador de llamar presidente a Mauricio Vila Dosal.
LÓPEZ OBRADOR ha abierto aún más su baraja sucesoria. Con Vila ha trabajado a la perfección para llevar sin sobresaltos su Cuarta Transformación hasta tierras panistas como lo es Yucatán. Ambos se sienten cómodos, se les ha visto dialogando, caminando y emitiendo declaraciones similares en cuanto políticas públicas, como lo hiciera recientemente Mauricio Vila en el marco de su V Informe de Gobierno: “En un político no se fijen en lo que dice, fíjense en donde pone el dinero”. Y ambos en ese sentido, están dirigiendo sus administraciones en favor de los más pobres.
LOS PANISTAS, perredistas y priistas podrían ver con cierto recelo tal cercanía, pero a juzgar por sus presidenciables, por mucho Mauricio Vila ha comenzado a ganar terreno en la percepción de la gente a nivel nacional, de hecho, en los sondeos de la oposición esos son los reportes que se tienen.
ASÍ QUE la tal camucada de Obrador no ha sido tomada como un mero desliz, sino como una bola fina lanzada desde el montículo presidencial.