NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

CONSIDERADA por especialistas de la cultura maya como la cuna de la dinastía Kaanu’l, la zona arqueológica de Ichkabal en el municipio de Bacalar se ha convertido en la esperanza de autoridades, empresarios y pobladores para apuntalar la precaria economía del sur de Quintana Roo con la oferta del arqueoturismo, opción aún sin explotar comercialmente en esta amplia región que cuenta con una importante ruta de yacimientos históricos por recorrer que pasa por Dzibanché, Kohunlich, Chacchoben, hasta Calakmul en el vecino estado de Campeche, y a la cual se le invertirán en 2023 la cantidad de mil millones de pesos para acelerar los trabajos de infraestructura urbana de fácil accesibilidad para el público.

LA APERTURA de este espacio arqueológico, ubicado a 30 kilómetro de la cabecera municipal de Bacalar, fue una de las principales peticiones que le hizo en Chetumal el sector empresarial a la gobernadora Mara Lezama Espinosa dentro del Acuerdo por el Desarrollo y Bienestar compartido que persigue reducir las brechas de desigualdad social que dividen al sur con el norte del estado donde el éxito turístico ha logrado atraer en las últimas cinco décadas fuertes inversiones para conformar la industria turística más importante de Latinoamérica, que no sólo emplea a mexicanos, sino también a ciudadanos extranjeros. El sur ha sido la deuda histórica de los gobiernos estatales que empleaban discursos y recursos supuestamente para incentivar el desarrollo, pero resultó todo un fiasco hasta el mandato del octavo gobernador Carlos Joaquín González.

DURANTE la reunión que sostuvo con el empresariado del sur de la entidad, la gobernadora se comprometió a gestionar los recursos con la federación, convenció al presidente Andrés Manuel López Obrador de la importancia del proyecto y, lo más relevante, consiguió el presupuesto de mil millones para continuar con las exploraciones y acondicionar el lugar para visitantes. De momento, el único acceso a Ichkabal es un camino selvático y de terracería sin sanitarios, taquilla, senderos, campamento para arqueólogos y certeza jurídica de los terrenos, por lo cual el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) prepara un plan para la adquisición de tierras ejidales pues la poligonal en que se ubican los vestigios alcanza 108 hectáreas. Aun así, los encargados del proyecto arqueológico calculan que la parte central de Ichkabal estará abierta para mayo de 2024.

SEGÚN cifras del INAH, Quintana Roo cuenta con 454 sitios arqueológicos registrados, pero sólo 13 están abiertos al público. Ichkabal fue ubicado en 1995 y desde entonces ha permanecido cerrado, las pistas más sólidas de los responsables de la exploración han llevado a sugerir que este sitio sería el origen de la dinastía Kaanu’l (el lugar de serpientes). Los trabajos se llevarán 17 meses y se concentrarán en la exploración de una plaza con ocho estructuras, una de ellas muy alargada, que en la parte superior tiene cinco pequeños templos, y el resto son edificios de grandes dimensiones que pudieron ser espacios ceremoniales o administrativos.

HASTA ahora los arqueólogos han rescatado cerámica y localizado seis mascarones monumentales en el sitio, cuatro en un edificio y dos en otro, pero algunos estaban completamente deteriorados, con el estuco desprendido. Su experiencia los ha llevado a concluir que hay evidencia de que los edificios estuvieron cubiertos con estuco y seguramente en su mejor momento estuvieron coloreados. En 2017 se realizó un sondeo con escáner LIDAR para revisar sus dimensiones, pero sólo son aproximaciones ya que el tamaño real se sabrá hasta concluir la investigación. La apuesta por Ichkabal ha encontrado una sinergia entre autoridades, gobernados y el sector turístico del estado que avizoran el inicio del desarrollo en el sureste del país con la obra del Tren Maya si es que se concluye para diciembre entrante.

@Nido_DeViboras