NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL EFERVESCENTE escenario de la política quintanarroense, el espectáculo no se hizo esperar este miércoles 13, cuando la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, tocó tierra en el paradisíaco estado para llevar su campaña a los municipios de Carrillo Puerto, Solidaridad y Benito Juárez. Sin embargo, el brillo de la política pretendió ser opacado, no por las nubes de un cielo caribeño, sino por las sombras del oportunismo que, como aves de rapiña, se cernieron sobre el evento.

LA FUNCIÓN dio inicio con una trama digna de los mejores guiones de intriga y ambición, protagonizada por la senadora Marybel Villegas Canché. En una jugada ‘maestra’ de afrenta política, Marybel intentó desviar los reflectores hacia su persona, creyendo ilusoriamente que el calor de las porras y aplausos podría reconfortar el frío de haber sido excluida de la tan anhelada candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez, honor que recayó en la actual alcaldesa Ana Patricia Peralta, quien se reelegirá otro trienio.

CON LA ASTUCIA de quien sabe moverse en los entresijos de la política, Marybel intentó colarse en la narrativa de éxito de Sheinbaum, haciéndose presente desde el amanecer en el AIFA, como si fuera sombra y luz de la candidata en su gira por Quintana Roo. No obstante, su estrategia de aparentar una cercanía forzada desató un espectáculo que, lejos de beneficiarla, terminó por destacar su desesperación por captar la atención.

EL AEROPUERTO de Tulum fue testigo de este teatro, donde las porras de acarreados afines parecían más interesadas en la figura de Marybel que en la propia candidata presidencial. ¿Era acaso un intento de demostrar fuerza y apoyo popular? Si eso buscaba, el resultado fue un efecto boomerang que sólo logró irritar a Sheinbaum y dejar en evidencia las fisuras y rivalidades que subyacen en el tejido político de Morena en el estado.

ESTA ESCENA, más propia de una telenovela de pasiones y poder, nos recuerda la complejidad de la política local, donde las viejas rencillas, como las que existen entre Marybel contra la gobernadora Mara Lezama Espinosa, emergen con la fuerza de un cenote que brota en medio de la selva. Lezama, quien le ganó dos veces a Marybel la candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez y posteriormente la gubernatura, se ha convertido en un blanco de ataques por este drama, aunque su presencia sea más implícita que explícita.

DESDE este Nido de Víboras, hacemos eco de un espectáculo político que, lejos de fortalecer, muestra las debilidades de un partido que lucha por mantener una imagen de unidad y fuerza. El mensaje en redes sociales de Marybel, donde afirma estar “Desde muy temprano en el AIFA, acompañando a nuestra candidata Claudia Sheinbaum en su gira por Quintana Roo”, no es más que la punta del iceberg de una estrategia mal calculada que, en su afán de brillar, termina opacando la verdadera esencia de la política: servir al pueblo.

LA MAESTRÍA de la doctora Claudia Sheinbaum y el anheló de un pueblo que masivamente acudió a escuchar su mensaje, propuestas y compromisos, terminó nublando protagonismos personales, cuando los principios de la Cuarta Transformación postulan que el pueblo pone y el pueblo quita. En Quintana Roo, el telón cae sobre un acto más de esta obra política, dejando al descubierto que, en el teatro del poder, no siempre el más astuto es quien recibe los aplausos. La política, al fin y al cabo, debería ser un arte al servicio de la ciudadanía, no un escenario para alimentar egos y ambiciones personales.

@Nido_DeViboras