Invasión a la Cámara Alta

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Invasión a la Cámara Alta
  • Al grito de “¡traidores, traidores!” decenas de opositores a la reforma judicial entraron a la sede del Senado tras cortar el metal del cerrojo de la puerta número seis.
JORGE RICARDO / AGENCIA REFORMA

MONTERREY, NL.- Al grito de “¡traidores, traidores!”, a golpes de tambor, entre ruidos de trompetas tricolores y matracas del mes de la Patria, decenas de opositores a la reforma judicial entraron a la sede del Senado tras cortar el metal del cerrojo de la puerta número seis.

No había ningún guardia de ese lado y, de pronto, empujaron la puerta y se metieron como si les hubieran abierto por dentro, pero en el suelo quedaron pedazos de metal.

Entraron agitando banderas mexicanas, incluso los vendedores de silbatos y banderines se metieron. Una gigantesca bandera mexicana rodeó por fuera el Salón de Plenos, apenas afuera de la puerta de cristal donde estamparon sus manos.

“¡Entramos! ¡Entramos!”, gritó una mujer que traía pintada una banderita en una mejilla y abrazaban una bandera cuando sobre Paseo de la Reforma comenzaba a caer un aguacero. “Simplemente empujamos la puerta”, agregó.

“Llevamos meses sin que este Gobierno escuche a las madres buscadoras, a las víctima de la violencia, a los estudiantes que se oponen a esta reforma”, decía.

En el vestíbulo de salón de plenos se armaron los empujones por adentro y por afuera, y por fin los manifestantes habían pasado hasta esa zona. Con una varilla, comenzaron a golpear las puerta de madera que detenían por dentro.

“¡Cuidado, adentro están los militares y nos pueden disparar!”, alertó un muchacho. Pero lo que salió del agujero de la puerta fue espuma de un extintor.

“¿Dónde están?, ¿dónde están los senadores que nos iban a escuchar?”, seguía el grito.

Por la mañana, cerradas todas las calles hacia el Senado, los manifestantes sobre Paseo de la Reforma habían visto un espectáculo todavía peor en una pantalla.

Miguel Ángel Yunes Linares, ex Gobernador de Veracruz, acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se aparecía en el pleno para tomar el lugar de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, y anunciar prácticamente que traicionaría a la Oposición y votaría en favor de la reforma.

“¡Qué vergüenza!”, gritaron afuera.

“La reforma de Obrador va a ser aprobada con un pacto de corrupción”, acusó Celestino Miranda Vázquez, Magistrado federal en Guanajuato.

La bancada de MC acusaba que el senador Daniel Barreda no aparecía y Morena sólo necesitaba un voto o que uno de la oposición no acudiera.

En el pleno, Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, vestido ahora de traje a rayas y corbata para lo que llamaba un día histórico, habla por teléfono con Barreda y decía que perdieran cuidado. Así que un peor espectáculo había sucedido antes y ahora en el vestíbulo comenzaron a cantar el himno.

“Piensa ¡oh Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”, entonaban sin saber todavía si los senadores seguían adentro.

Por fin, después de jalones del portón de Madera, lograron entrar gritando “¡la Reforma va a caer, va a caer!”, aunque ya esas alturas estaba más firme que nunca.

Morena y sus aliados ya se habían ido. Quedaba la oposición y las curules llenas de espuma de extintor. Un muchacho se desmayó en el pasillo central y el sonorense Manlio Fabio Beltrones, en una esquina del salón, decía que esto no es tan novedoso.

“Una vez vi entrar a alguien, de Morena actualmente, a caballo a la Cámara de Diputados. Creo que siempre un evento así hace reflexionar a todos aquellos que quieren tomar decisiones apresuradas”, decía.

Afuera se había pasado el aguacero, y algunos llegaron hasta la otra sede. En Xicoténcatl, hubo algunos empujones y escarceos, llegó un grupo de apoyadores de López Obrador, los granaderos pusieron pavimento de por medio y de un lado gritaron “¡es un honor estar con Obrador!” y del otro “¡es un horror estar con Obrador!”.

Cerca de la media noche, sobre Paseo de la Reforma, afuera del Senado, el campamento de trabajadores, con el resplandor de la pantalla en la cara aún contenían respiración, mientras veían la pantalla la votación a favor de Morena.

Desde la tarde, manifestantes que estaban en los alrededores del Senado partieron rumbo a la casona de Xicoténcatl, luego que se determinara suspender la sesión en la sede de Paseo de la Reforma.

Al llegar a las inmediaciones de la sede alterna, los inconformes se encontraron con un fuerte despliegue de policías, el cual se extendió hasta Eje Central Lázaro Cárdenas y que impedía el acceso incluso a residentes de la zona.

Tras el inicio de la sesión, los manifestantes iniciaron unos jaloneos con policías, todo para que retiraran los cercos que protegen la sede legislativa. Durante los escarceos, los uniformados intentaron alejar a los ciudadanos usando polvo de extintores.

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