Por KUKULKÁN
EL TIEMPO pasa volando, y si no, que le pregunten a Andrés Manuel López Obrador, quien ya está en la recta final de su sexenio. El reloj político de AMLO da sus últimos tictacs, como esos relojes viejos que suenan fuerte justo antes de quedarse en silencio. A él, que llegó como el huracán de la “Cuarta Transformación”, ya le queda poco tiempo antes de tener que entregar la Banda Presidencial. Lo hará con la calma de quien ha cumplido su misión, pero con la satisfacción de saber que quien toma el relevo es su delfina favorita: Claudia Sheinbaum.
SÍ, MÉXICO está a punto de vivir algo que nunca ha visto en sus 200 años de historia: una mujer en la silla presidencial. Los mexicanos, en su mayoría, no sólo están listos para el cambio, sino que tienen expectativas altísimas. Según una encuesta de QM en alianza con el Heraldo Media Group, el 64.1% de los encuestados espera “mucho” del gobierno de Sheinbaum. Y con razón, no todos los días llega una presidenta que, además de ser la primera mujer en la historia en ocupar ese puesto, arrasa en las elecciones con más de 35 millones de votos.
AMLO, por supuesto, se va contento. Después de todo, no es fácil para un presidente jubilarse de la política, pero si de algo puede presumir es de dejar a su sucesora en una posición privilegiada: con una mayoría calificada en el Congreso y un país que, en su mayoría, confía en ella. Es como si Andrés Manuel le estuviera dejando el balón frente a la portería, listo para que Claudia lo patee directo al gol. Ahora la cuestión es si Sheinbaum será capaz de mantener esa confianza y cumplir con las altísimas expectativas que pesan sobre sus hombros.
PORQUE si algo está claro es que, aunque el sexenio de AMLO se apague, el de Sheinbaum tiene todas las luces encendidas. El 79.8% de los mexicanos espera “mucho” o “algo” de su mandato, según la misma encuesta. Para un país acostumbrado a sexenios llenos de promesas rotas, es casi milagroso ver esta dosis de optimismo. ¿Será que finalmente la transformación que prometía AMLO está por llegar con su pupila más querida? Ojo, que las expectativas también son una espada de doble filo: si no se cumplen, las críticas llegarán más rápido de lo que uno tarda en decir “guinda”.
NO ES SÓLO el respaldo popular que tiene a Claudia en una posición favorable. Su partido, Morena, se ha llevado siete de los nueve estados que estaban en disputa en las pasadas elecciones para sumar en total 23 en el país. Con ese respaldo, Sheinbaum no sólo llega con una fuerte mayoría legislativa, sino con el país prácticamente pintado de guinda. Pareciera que, a partir del 1 de octubre, el tablero político de México estará más inclinado hacia un solo lado que nunca antes. Pero con todo el poder, vienen también grandes expectativas, y el pueblo mexicano, que ya ha visto de todo, estará esperando que Claudia cumpla con su mandato de transformación.
A PESAR de las dudas de algunos sectores, y de los usuales detractores que siempre acompañan a los políticos, la transición parece estar más que lista. López Obrador ha dejado claro que Sheinbaum es la encargada de continuar su legado, y no se cansa de repetir que “la Cuarta Transformación va más allá de una persona”. Sin embargo, será interesante ver cómo Claudia le imprime su propio sello a este proyecto. Porque una cosa es ser la heredera de un movimiento, y otra muy distinta es hacer que el país sienta que estás liderando con tus propias ideas.
EL 30 de septiembre, cuando López Obrador entregue la Banda Presidencial, su reloj político finalmente se detendrá. A partir de ahí, todas las miradas estarán puestas en Sheinbaum, quien comenzará a marcar su propio ritmo en el reloj político de México. Y si todo sale como muchos esperan, será el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del país. Pero si algo nos enseña la política mexicana, es que los relojes nunca dejan de correr… y el tiempo, como siempre, será el mejor juez.