- La Glorieta de las Mujeres que Luchan fue un refugio para Rosa María Salazar después de que su hija Katia Ramírez Salazar fue víctima de feminicidio.
VIRIDIANA MARTÍNEZ / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- La Glorieta de las Mujeres que Luchan fue un refugio para Rosa María Salazar después de que su hija Katia Ramírez Salazar fue víctima de feminicidio en junio de 2023.
Este 25 de septiembre se cumplieron tres años de que el espacio, ocupado antes por el Monumento a Colón en Paseo de la Reforma, fue tomado por mujeres para colocar la Antimonumenta Justicia, una mujer con el puño levantado que reconoce y reivindica la lucha de ellas.
Habían pasado alrededor de dos semanas de que el cuerpo de Katia había sido hallado con signos de violencia en un hotel de la Alcaldía Cuauhtémoc cuando otras mujeres, buscadoras de madres, llevaron a Rosa María a la Glorieta.
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En ese momento se sintió desprotegida porque nunca imaginó pasar por un hecho así, contó.
“No sabía que hubiera un lugar tan significativo y respetuoso y al llegar ahí sentí el apoyo, el abrazo de las compañeras, la empatía fue un gran apoyo en mi proceso.ahí hay gente que ya tenía un camino, desgraciadamente, recorrido y que me dio una palabra de aliento”, compartió Rosa María.
La Glorieta cobró significado para ella, en él las víctimas pueden sacar todo el dolor, se entretejen cadenas de ayuda y así como ella fue arropada sigue yendo a dar su apoyo ante una realidad que lamentó, perdura.
“Es un monumento, para mí, con corazón”, expresó.
Ese apoyo, el de su familia y las terapias la ayudaron a seguir adelante para lograr justicia, que Miguel, quien era novio de Katia, fuera sentenciado a 70 años de prisión por el feminicidio de su hija .
Mónica Díaz Serrano, quien acompaña a las mujeres que luchan en la Glorieta aclaró que es un espacio para todas, no sólo para quienes son feministas, sino para quienes no se consideran como tal, pero buscan justicia. Se respetan las creencias sin homogeneizar y está abierto también para diversidades sexogenéricas.
En Paseo de la Reforma imperaban monumentos y estatuas de hombres para glorificar lo que hicieron y hechos históricos.
Las pocas mujeres representadas fueron puestas para embellecer, están desnudas o semidesnudas con lo que se refuerzan los estereotipos de género y las excluyeron de la participación pública y memoria, refirió Díaz.
Y la intervención que mujeres organizadas hicieron sobre la Glorieta rompió lo establecido, la homogeneidad para crear un sitio diverso de memoria viva, de exigencia por justicia y no repetición, señaló.
Por eso el Estado no ha validado la Antimonumenta porque desafía al poder y evidencia la violencia y la impunidad que prevalece, señaló.
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