José Luis Carrillo
En México existen casi ocho mil Asociaciones Religiosas registradas, más de la mitad NO católicas, y según datos oficiales solamente el 80 por ciento de los mexicanos SON católicos…
¡Pero el 115 por ciento somos Guadalupanos!
Guadalupe Tonatzin, la Virgen Mexicana que une a toda América, incluso el presidente Joe Biden y su esposa, manifiestan abiertamente su fe hacia la “Morena del Tepeyac”, en cualquier rincón del mundo que pisa el todavía mandatario de los Estados Unidos de América.
Todos en el mundo conocen a la Virgen de Guadalupe y han escuchado de la esperanza y fe de millones de habitantes; pero pocos saben que fue precisamente en el Cerro del Tepeyac, precisamente en la antigua Basílica, en donde Santa Anna, firmaría el 2 de febrero de 1848, el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el que México cedía una gran parte de su territorio a los Estados Unidos.
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O que el primer presidente de México, el duranguense Guadalupe Victoria cambió su nombre como una muestra de respeto y devoción hacia la figura que sigue uniendo a la gran mayoría de los mexicanos.
El nombre de este mexicano ilustre era José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix.
Tampoco que en México existen doce municipios con este nombre, siendo el de Guadalupe, Nuevo León el más poblado.
Vaya hasta en el Corán, los musulmanes reconocen y respetan a la Virgen María, madre de Jesucristo.
Todos los que hemos tenido la bendición de haber estado en la pletórica Villa; sabemos que no se trata solamente de ir, sino de visitarla, EXPLORARLA, sin prisas: vaya, apoderarse de ella, sea un 12 de diciembre o cualquier otro día del año.
Este Santuario Mariano sigue siendo el segundo más visitado en el mundo, solamente superado por la Plaza de San Pedro, en El Vaticano, por obvias razones.
La imagen de Guadalupe-Tonatzin es de todos; la Gran Dama del Cerro, quien la historia dice que tuvo sus apariciones entre el 9 y 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la Conquista de la Gran Tenochtitlan, sin duda que une lo mejor de los Mexicas y españoles, ambas culturas profundamente religiosas; que se unieron con violencia y esperanza.
No por nada Carlos Monsiváis escribió en su libro Imágenes de la Tradición Viva lo siguiente:
“Una Virgen étnica indica el milagro radical de las apariciones en El Tepeyac, al eludir a los españoles, la Guadalupana se presenta con un indígena y el sincretismo de Guadalupe-Tonatzin, reivindica la epidermis morena de esta Nación”.
Para casi la totalidad de los mexicanos, Guadalupe conlleva fe, devoción y esperanza.
¡Así de simple!
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