Por KUKULKÁN
LA CREACIÓN de la armadora de automóviles mexicana “Olinia”, anunciada durante la segunda conferencia mañanera de 2025, no sólo representa un avance histórico en la industria automotriz nacional, sino también una contundente bofetada para aquellos detractores de la Cuarta Transformación que han intentado minimizar, sabotear o ridiculizar cada propuesta oficial. En un movimiento que demuestra visión, estrategia y determinación, el gobierno de Claudia Sheinbaum apuesta por consolidar a México como un líder en la producción de autos económicos y sostenibles, marcando el gran paso que pocos gobiernos anteriores tuvieron el arrojo para intentarlo.
EL PROYECTO, anunciado en la conferencia matutina, tiene un claro objetivo: democratizar el acceso a la movilidad, ofreciendo autos asequibles y amigables con el medio ambiente para las familias de menores ingresos. Esto, por supuesto, ha caído como balde de agua fría para los críticos que no esperaban una iniciativa de esta envergadura. Esos mismos opositores, quienes han construido su discurso sobre el supuesto “estancamiento” del país, tendrán ahora que enfrentarse a un hecho innegable: un México capaz de innovar, competir y avanzar hacia un futuro sostenible.
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LA ESTRATEGIA detrás de “Olinia” combina la incorporación de materiales innovadores, tecnologías de punta y un enfoque en la sostenibilidad ambiental. Se prevé la producción de autos accesibles y, en su mayoría, eléctricos, gracias al desarrollo de baterías nacionales de bajo costo. Esto, además de ser un desafío directo a las grandes armadoras internacionales, posicionará a México en la transición global hacia energías limpias, convirtiéndose en un modelo a seguir en la región.
POR SI FUERA poco, el impacto económico será significativo, generando miles de empleos y fomentando cadenas de producción en todo el territorio nacional. Lo que muchos intentan desestimar como una estrategia populista no es más que la concreción de un plan bien definido: reducir las brechas de desigualdad social mediante políticas que, por primera vez en décadas, no priorizan a las élites económicas, sino al grueso de la población.
LA POSIBILIDAD de que una familia de ingresos bajos acceda a su propio vehículo rompe con la narrativa de los detractores que insisten en perpetuar la dependencia de las mayorías. “Olinia” no es sólo un proyecto industrial, es un símbolo de cómo el gobierno de la Cuarta Transformación busca empoderar a los sectores históricamente relegados. Desde luego, no faltan las voces que ya critican la viabilidad de este proyecto. Los mismos que en su momento descalificaron el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, los programas sociales o el Tren Maya ahora intentan minimizar este avance con argumentos tan débiles como repetitivos.
LO CIERTO es que los hechos se imponen. El desarrollo de “Olinia” responde tanto a un ideal de justicia social, como a la preparación del país para los retos del futuro, en un mundo donde la sostenibilidad y la tecnología serán determinantes. Con este anuncio, la Cuarta Transformación lanza otro golpe certero a sus opositores, demostrando que sus proyectos no son promesas vacías, sino acciones concretas que buscan transformar al país desde sus raíces. “Olinia” es más que una armadora de autos; es un mensaje claro: México está preparado para liderar, innovar y garantizar que el progreso sea para todos, aunque a algunos les incomode.