La danza adelantada del poder en Quintana Roo

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Por KUKULKÁN

LA POLÍTICA en Quintana Roo tiene más giros que una temporada de House of Cards y los tiempos electorales ya no respetan calendarios. Con el 2027 todavía lejano, los aspirantes a la silla grande estatal ya están afilando los colmillos, a pesar de que la gobernadora Mara Lezama todavía tiene tres años por delante. Pero, ¿quién puede culparlos? En este juego de ajedrez político, adelantarse es casi un requisito.

LA REGLA no escrita de la política mexicana sigue vigente: los gobernadores son los grandes electores de sus presidentes municipales, mientras que el presidente —o presidenta en este caso— maneja la batuta de las gubernaturas. Claudia Sheinbaum, como la primera mujer presidenta de México, no será la excepción de la regla.

EN ESTA particular danza del poder, los aspirantes locales tienen que superar tres filtros básicos: el respaldo de Mara, el visto bueno de Sheinbaum y, claro, la aceptación del pueblo en la sacrosanta encuesta de Morena. Pero no nos engañemos: esa encuesta tiene más misterios que el triángulo de las Bermudas. Los resultados suelen ser tan previsibles como un capítulo de telenovela: el ganador siempre es quien más le conviene al poder en turno. Mientras tanto, los aspirantes ya están en plena guerra sucia, con ataques que tienen más saña que sutileza.

LA SUCESIÓN en Quintana Roo ha tenido capítulos memorables en 50 años de historia constitucional. Recordemos que el priista Félix González Canto logró imponer a Roberto Borge Angulo como su sucesor en 2011, bajo la mirada tolerante y complaciente del panista Felipe Calderón como parte de sus amañadas negociaciones. Fue un movimiento tan efectivo como cuestionable, que consolidó la fama de los gobernadores como pequeños virreyes.

EN 2016, Félix intentó repetir la jugada con Mauricio Góngora y el plan le salió peor que a Wile E. Coyote. Enrique Peña Nieto, más astuto en sus maniobras, apostó por Carlos Joaquín, quien, aunque abanderado por el PAN-PRD, tenía el visto bueno del sistema. Y Joaquín no opuso resistencia al poder presidencial cuando llegó el momento de entregarle la estafeta a Mara Lezama, la primera morenista en gobernar el estado, gracias al apoyo indiscutible de Andrés Manuel López Obrador.

AHORA, con Sheinbaum en la cima, Mara está en el centro de un fuego cruzado: los lopezobradoristas más puristas quieren una limpieza dentro de Morena y no esconden su desprecio por los elementos del Partido Verde. Los verdes, a quienes muchos ven como rémoras del poder, todavía tienen manchas de su pasado tóxico que no se borran con discursos. En este contexto, la lista de aspirantes para 2027 es larga, aunque no oficial. Hay quienes creen que adelantarse les da ventaja, pero olvidan que la política es un juego de resistencia, no de velocidad.

POR AHORA, el cronómetro lo controla Mara, quien tiene la última palabra en el estado. Los suspirantes deberán medir bien sus movimientos, pues ningún gobernador en su sano juicio quiere que le calienten la silla antes de tiempo. Sin embargo, la lucha interna de Morena y sus aliados promete más golpes bajos que un ring de lucha libre. El “fuego amigo” se ha convertido en el deporte favorito de los morenistas. Mientras tanto, Sheinbaum observa desde Palacio Nacional, con la certeza de que la última decisión será suya.

@Nido_DeViboras