Por KUKULCÁN
LA LUNA de miel entre Morena, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo amenaza llegar a su fin con la reforma electoral que la presidenta Claudia Sheinbaum está a punto de presentar ante el Congreso. Como en todo matrimonio por conveniencia, el encanto inicial de la alianza “Seguiremos Haciendo Historia” se diluye cuando toca repartir los bienes. En este caso, los bienes son los escaños y curules que tanto Verde como PT han obtenido gracias al arrastre de Morena, quien lleva la batuta de esta relación.
CON 311 diputados y 55 senadores, Morena es el “cónyuge proveedor” en este matrimonio político. Mientras tanto, el Verde, con 77 diputados y 15 senadores, y el PT, con 51 diputados y 13 senadores, han sabido acomodarse en la abundancia. No obstante, la reforma electoral que eliminaría las listas plurinominales amenaza con dejar a estos dos socios como los clásicos familiares lejanos que sólo eran invitados a la mesa porque había suficiente para repartir.
LA PROPUESTA de Sheinbaum, que también incluye la eliminación de la reelección inmediata, ha encendido alarmas en el PVEM y el PT. Ambos partidos, expertos en el arribismo político para sacar ventaja a la hora de los acuerdos cupulares, ven en esta reforma un golpe directo a su modelo de supervivencia. El Verde, por ejemplo, logró 20 de sus 77 curules y 5 de sus 15 escaños gracias al sistema de representación proporcional. El PT, por su parte, obtuvo 13 de sus 51 curules y 7 de sus 13 escaños bajo este esquema. Sin las plurinominales, ¿cómo sobrevivirían estos partidos acostumbrados a depender del empujón de su aliado mayoritario?

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EL PANORAMA parece un drama matrimonial en el que el “cónyuge rico” decide cambiar las reglas del juego justo cuando el resto de la familia comenzaba a disfrutar de los privilegios. El discurso oficial de Morena es claro: fortalecer la democracia directa, reducir costos y combatir el nepotismo. Pero para el Verde y el PT, la lectura es distinta: una movida que los dejaría en la lona y con pocas posibilidades de seguir siendo relevantes en el panorama político. El PT y el Verde han reaccionado como aquellos que, al ver su cómoda vida en riesgo, comienzan a cuestionar cada decisión del líder de la familia. Ya no basta con aplaudir en los actos públicos; ahora es el momento de los reproches velados y de las alianzas a puerta cerrada.
LA PRESIDENTA Claudia Sheinbaum, por su parte, se muestra imperturbable, segura de que la reforma fortalecerá su liderazgo y consolidará su proyecto político. Los argumentos en contra de la reforma se centran en la posible pérdida de representación de minorías y en la concentración del poder. Pero, siendo honestos, ¿qué tan “minoría” puede ser un partido que históricamente ha sabido negociar su peso político para obtener beneficios desproporcionados?
SI LA REFORMA avanza, el matrimonio entre Morena, el Verde y el PT podría llegar a su inevitable divorcio. Y como en todo proceso de separación, el reparto de bienes será la gran batalla. Morena quedaría con la mayor parte de la herencia, mientras que los otros dos tendrán que buscar cómo reinventarse en un escenario político que ya no será tan generoso con ellos. La pregunta es si Morena está dispuesto a pagar el precio político de fracturar esta alianza o si el Verde y el PT encontrarán la manera de negociar su permanencia en el juego. Por ahora, lo único seguro es que el pastel ya no será tan grande como para todos, y en la nueva dinámica de poder, algunos quedarán con las manos vacías.
