Se voltea en su contra guerra comercial de Trump

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  • Latinos y afroamericanos convocan a boicot económico dentro de EE.UU.
FELIPE VILLA

CIUDAD DE MÉXICO.- La guerra comercial que Donald Trump desató con sus políticas arancelarias contra México ha encontrado un frente inesperado de resistencia, no en el extranjero, sino dentro de las propias fronteras de Estados Unidos.

Latinos, afroamericanos y otros sectores ciudadanos han decidido responder con un golpe directo al bolsillo de las grandes corporaciones estadounidenses que, de una u otra forma, han respaldado las políticas antimigratorias y antiderechos impulsadas por el republicano.

Lo que comenzó como un llamado en redes sociales se ha convertido en un movimiento de boicot económico que amenaza con generar un verdadero terremoto en la economía interna del país.

El Movimiento Latino Freeze ha sido uno de los más activos en esta lucha. Con un Producto Interno Bruto latino de 3.7 billones de dólares —el quinto más grande del mundo— los hispanos han tomado conciencia de su poder económico y han decidido utilizarlo como herramienta de presión.

Su mensaje es claro: “Si no nos respetan, dejaremos de gastar”. La estrategia consiste en reducir el consumo al mínimo, comprar sólo lo esencial y, en la medida de lo posible, priorizar negocios latinos, afroamericanos y aquellos que apoyen la causa.

Empresas como Coca-Cola, Amazon y Target han sido señaladas como blanco de este boicot, y los organizadores han difundido en redes sociales listas de compañías a evitar, junto con el uso de hashtags como #LatinoFreezeMovement y #LatinoFreeze para amplificar el mensaje.

Pero no es sólo el Movimiento Latino Freeze el que ha declarado la guerra económica a Trump. Otro grupo, The People’s Union, ha lanzado una ofensiva más estructurada con un calendario de boicots que apunta directamente a gigantes corporativos.

El pasado 28 de febrero, organizaron un “apagón económico” con el objetivo de paralizar el consumo en tiendas y plataformas en línea, una táctica que ahora se replicará contra empresas específicas en fechas estratégicas.

El próximo golpe está programado del 7 al 14 de marzo contra Amazon y todas las compañías bajo el control de Jeff Bezos, incluyendo Whole Foods, Kindle, Twitch e incluso The Washington Post. En la lista de futuras acciones también aparecen Nestlé, Walmart, General Mills, McDonald’s y una gran protesta comercial el 4 de julio, Día de la Independencia de EE.UU.

El impacto ya comienza a sentirse. En Minnesota, una protesta de 40 días contra Target ha sido impulsada por activistas de derechos civiles, indignados por el cambio de la empresa en sus políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). “Le han dado la espalda a nuestra comunidad, así que nosotros les daremos la espalda a sus tiendas”, afirmó el reverendo Jamal Bryant, uno de los organizadores.

Y los números respaldan la efectividad de estos boicots: según datos de Placer.ai, las visitas a Target, Walmart y Costco han disminuido notablemente en las últimas semanas, con Target sufriendo la mayor caída.

Mientras tanto, la incertidumbre generada por los aranceles impuestos a México también está sacudiendo a los propios empresarios estadounidenses. El director ejecutivo de Target, Brian Cornell, advirtió que, de mantenerse estas tarifas, los precios de frutas y verduras podrían incrementarse en cuestión de días.

“La incertidumbre arancelaria” ya ha comenzado a afectar las proyecciones de ganancias de la empresa, lo que sugiere que la estrategia de boicot está golpeando donde más les duele: en sus estados financieros.

Lo que parecía ser un enfrentamiento comercial entre dos países ha escalado a una lucha dentro del propio territorio estadounidense. Los consumidores latinos y afroamericanos están demostrando que el verdadero poder no sólo está en los despachos de Washington o en las oficinas de Wall Street, sino en los hábitos de consumo de millones de personas que han decidido decir basta. La guerra económica de Trump no solo ha cruzado la frontera, sino que ha encendido una revuelta en casa.