- El torneo Australian Open ha tenido que cerrar el acceso al público de nuevo y usar dinero de su reserva, de 62 millones de dólares.
STAFF / AGENCIA REFORMA
MELBOURNE, AUSTRALIA -El Australian Open ha sorteado cada bola que le lanza la pandemia.
La organización del primer Grand Slam de la temporada se ha visto obligada a utilizar, hasta el momento, una reserva de 62 millones de dólares en efectivo, que acumularon en los últimos 10 años, junto a una serie de préstamos, para poder celebrar el Major tres semanas después de su fecha original.
Todo parecía ir conforme al plan cuando, en dos vuelos donde viajaban 72 jugadoras y jugadores, 2 personas dieron positivo por Covid-19, por lo que tuvieron que confinar estrictamente a los pasajeros que viajaban en dichas aeronaves.
Después la organización enfrentó las críticas públicas por gran parte de los confinados, que sólo podían abrir la puerta del cuarto para recibir comida, agua o toallas.
“Se estaba gestando un agradable momento, hasta que ‘boom’, todo cambió”, dijo Craig Tiley, director del Abierto de Australia a la agencia AP.
Los organizadores querían convertirse en el primer Grand Slam en tiempo de pandemia en recibir su máximo aforo para aficionados y sobre ese eje hicieron la planeación del torneo, en la que incluyeron todos los escenarios posibles, incluso en el que viven actualmente, donde restringieron el acceso de público hasta el 18 de febrero.
El Abierto de Estados Unidos se disputó sin aficionados y Roland Garros estuvo limitado a mil personas por día. En los primeros cinco días del Australian Open se promediaron 20 mil espectadores diarios y esperarán hasta después del miércoles para conocer las condiciones en las que se jugará el cierre del torneo.
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