‘Nadie quería atender Covid’

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  • En 27 años de enfermera del INER, Nancy ha enfrentado oleadas de tuberculosis, VIH e influenza, pero ninguna como el Covid.
SELENE VELASCO / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Antes del coronavirus, Nancy Hernández trabajó durante otras epidemias, como la de tuberculosis, VIH e Influenza AH1N1, pero afirma que ninguna la había marcado tanto como la del Covid.

Tras meses de intensificarse la pandemia en la CDMX, la enfermera del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) recuerda experiencias de su labor en 27 años y cuenta cómo ha sobrellevado esta enfermedad que, incluso, alcanzó a su familia.

“Cuando les da, valoran el tiempo, porque esta nueva enfermedad es rápida, progresiva y mortal y los tiempos son oro para que esto no avance. Lo que me ha dejado impactada es que es un virus que no respeta nada ni a nadie”, cuenta.

Nancy comenzó en 1994 con sus primeros pacientes y para 1996 ya atendía a enfermos de tuberculosis. De esa época, recuerda que la enfermedad afectaba más a sectores pobres y vulnerables.

Además de tuberculosis, algunos de sus pacientes también tenían VIH. Entonces la marcaron los comentarios discriminatorios de esa época y comenzó a ayudar emocionalmente tanto a sus colegas como a los enfermos.

Pero para 2009 el escenario cambió, con la llegada de la Influenza AH1N, ya que ella misma la padeció, al igual que decenas de colegas, la superó y volvió a trabajar.

“No era tan letal, ni tan traumática la partida, de una manera muy rápida, muy progresiva como ahora”, recuerda.

Para ella, el 2020 comenzó con unas vacaciones y, a su regreso, los primeros casos de coronavirus la absorbieron.

“Al principio nadie quería entrar a atender a los pacientes de Covid-19, pero teníamos que verlos”, comenta.

De esta pandemia, a Nancy le queda la imagen de un hospital distinto: con plásticos, separaciones y equipos de protección que cada día le dificultan reconocer a sus amigos.

Ahora, al final de cada jornada, afirma que enfrenta junto con sus colegas el agotamiento hasta para bañarse por vivir el sufrimiento propio y ajeno, pero también se sienten motivados para ayudar, cada vez con menos miedo.

“Los miedos están, pero van bajando de intensidad, ahorita ya no tengo tanto miedo, me preparé que es la realidad, que así va a ser”, narra.

Su salud mental tuvo el mayor desafío cuando su hermano y su primo fueron intubados, lo que provocó que, tras su recuperación, aumentaran sus sesiones de tanatología, aromaterapia y risaterapia, con la certeza de que habrán más pandemias.

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