Rompe estereotipos su libro de dragones

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  • Con un dragón como protagonista, el libro ‘La Danza de los Abuelos’ busca romper con los estereotipos.
EUGENIO TORRES / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- A través de historias de dragones, Elena Laguarda busca transmitir a niñas y niños mensajes que rompan los estereotipos que, asegura, nos han llevado a la violencia de género.

Su más reciente libro, “La Danza de los Abuelos” (publicado por el sello Felis, de Gratia Ediciones), narra la historia de Ati, un pequeño dragón distinto a los otros: incapaz de lanzar fuego por la boca, descubre que puede lanzar estrellas. Además, le gustan cosas que se supone solo son para dragonas, como danzar. Y tiene una hermana a la que le encanta practicar juegos de dragones.

“Los roles de género vuelven a los niños más vulnerables a los abusos, generan niños que no pidan ayuda, que no rompan el pacto (patriarcal), generan niñas que no se puedan defender, que no puedan poner límites y que sean más vulnerables a un abuso sexual infantil”, dice la escritora en entrevista.

Este es su sexto libro sobre Ati. En todos ellos aborda las relaciones equitativas y la inteligencia emocional y promueven, a través del desarrollo de habilidades en los niños, la prevención de la violencia y el abuso infantil.

“Como sociedad, somos responsables de la violencia que vivimos. Los niños y las niñas que hoy son violentadas se convertirán en adultos que violenten. La única apuesta para poder frenar la violencia, entre otras muchas de políticas públicas, de reflexiones, de apuestas gubernamentales, está en la educación. Generar niñas y niños distintos para mañana”, advierte.

En “La Danza de los Abuelos” aborda también la historia de Tunga, una dragona poseedora de magia poderosa, la cual debió esconder para sobrevivir durante una época oscura en la que se perseguía a dragonas como ella. Tunga tuvo que cuestionar al sistema para conquistar derechos para todas las dragonas.

“(Nosotras) sólo podíamos atender y obedecer a los dragones. No podíamos volar sin su permiso, ni realizar alguna profesión. Tampoco decidíamos con quién casarnos, lo elegían por nosotras”, cuenta a su nieto Ati, en una de las páginas del libro.

Lo que sucede en esta tierra fantástica de dragones, se puede usar como símil de la realidad que le toca vivir a niñas y niños, donde la lucha feminista se ha vuelto urgente ante las formas tóxicas en las que se manifiesta el modelo masculino tradicional.

“Cuando tu le dices a un niño: ‘no puedes mostrarte vulnerable’, ‘no puedes llorar’, ‘no puedes mostrar tus sentimientos’, ‘tienes que ser rudo’, o le dices a una niña: ‘tú no puedes hacer uso de tu fuerza’, vamos generando a víctimas y verdugos en nuestra vida cotidiana.

“Surge entonces la necesidad de hacerle ver a las niñas y a los niños que tenemos más similitudes que diferencias, que simplemente debes tratar de ser la mejor versión de ti misma, de ti mismo, que somos todos personas, con habilidades, dones y sentimientos”, dice Laguarda.

La escritora fundó hace 20 años el grupo Sexualidad ATI (sexualidadati.com) que ofrece asesoría educativa y de prevención de violencia y abuso sexual.

Tienen un programa con el cual trabajan en escuelas, con niños desde los 4 años y hasta la preparatoria. También publican libros para abonar a una educación integral, al respeto a la diferencia y la generación de espacios de no violencia.

“Estamos viviendo en México un momento con discursos de violencia y de odio, donde se está creando muchísima división entre las personas que piensan distinto, y la realidad es que esta es una apuesta para decir: oigan, volvamos a lo importante, propiciar una sociedad democrática, que dialogue, que escuche, que encuentre caminos juntos en las diferencias, que tolere, que celebre la diversidad.

“Somos una sociedad diversa, ahí está nuestra riqueza. En ATI a lo que le apostamos es a la educación. No podemos continuar con estos grados de violencia”, expresa.

Laguarda, quien es comunicóloga de origen y se especializó en educación sexual humana y en educación sexual infantil, relata en su libro también la historia de Mindra, quien enfrenta la discriminación por pertenecer a una familia diferente: con dos papás dragones del mismo género.

La escritora resalta la apertura de los niños para este tipo de información que rompe los estereotipos.

“Todavía no están con estos juicios de valor, todas las deformaciones que tenemos en esta sociedad, que juzga, separa y genera muchísimos discursos violentos”, explica.

¿Has recibido algún tipo de rechazo con los libros o la asociación?

La verdad es que no. Y eso que trabajamos con todo tipo de comunidades: laicas, religiosas. El mensaje de estos libros es: lo que importa es el amor, es la persona, más allá de sus preferencias, habilidades, orientaciones, gustos. Si construye o destruye una persona, es lo que la hace valiosa. Y como personas podemos tomar buenas o malas decisiones.

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