NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL CORAZÓN de Quintana Roo, una batalla silenciosa pero feroz se libra no en las calles, sino en los corredores del poder, donde la transparencia parece más una opción que una obligación. A medida que nos acercamos al próximo proceso electoral, un fenómeno preocupante acecha en las sombras, amenazando no sólo la integridad de nuestras instituciones sino también la confianza de la sociedad en quienes pretenden liderarla. La reticencia de los políticos quintanarroenses a transparentar sus propiedades no es sólo un acto de desafío contra la rendición de cuentas, sino una declaración tácita de que los intereses personales prevalecen sobre el bienestar colectivo.

LA REVELACIÓN de que sólo 10 de 133 candidatos en la contienda electoral de 2022 cumplieron con sus compromisos de transparencia es un espejo que refleja una realidad desgarradora: la opacidad se ha enraizado en la política local. Esta resistencia no sólo erosiona la confianza en los partidos y políticos, sino que también alimenta el creciente escepticismo de una sociedad que observa, desilusionada, cómo se han desvanecido los ideales de integridad y honestidad.

EL IMPACTO de esta opacidad se extiende más allá de la desconfianza; plantea un escenario sombrío para el próximo proceso electoral, donde se elegirán alcaldes, diputados locales, diputados federales y senadores. La pregunta que resuena en las mentes de los ciudadanos no es sólo por quién votar, sino si pueden confiar en que su voto contribuirá a un cambio real. Este clima de incertidumbre podría desencadenar una apatía electoral, minando la esencia misma de nuestra democracia.

PERO, ¿qué se puede hacer ante esta encrucijada? La solución no recae únicamente en los hombros de los políticos, sino también en la sociedad civil, los medios de comunicación y las instituciones encargadas de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. Es imperativo construir y fortalecer mecanismos que no sólo exijan, sino que también aseguren la transparencia en todas las etapas del proceso electoral.

LA PLATAFORMA “3 de 3 por la integridad” del observatorio electoral Quintana Roo 2022 es un paso en la dirección correcta, pero su impacto se ve mermado por la falta de compromiso de los candidatos. Este es un llamado a la acción para todos los actores involucrados: es hora de exigir más, de no conformarnos con el mínimo esfuerzo y de rechazar cualquier intento de subvertir los principios de transparencia y rendición de cuentas.

EL ESTADO se encuentra en un punto de inflexión. La elección no es sólo entre diferentes candidatos o partidos, sino entre la transparencia y la opacidad, entre la confianza y el escepticismo. Como sociedad, debemos demandar y fomentar una cultura de integridad que se refleje en cada voto, en cada decisión y en cada acción de nuestros líderes. Sólo entonces podremos esperar restaurar la fe en nuestro sistema político y avanzar hacia un futuro en el que la transparencia no sea un lujo, sino un requisito fundamental para cualquier aspirante al servicio público. La responsabilidad recae tanto en los electores como en los elegidos; sólo juntos podrán desentrañar este nido de víboras y reclamar la transparencia que Quintana Roo merece.

@Nido_DeViboras