NIDO DE VÍBORAS

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NIDO DE VÍBORAS

Por KUKULKÁN

EN EL TEATRO cósmico de la política mexicana, el primer debate presidencial se convirtió en un fenómeno astronómico digno de observación, donde Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez orbitaron en la arena, cada uno intentando brillar más que sus contrincantes. Pero en este peculiar eclipse solar del poder, los astros revelaron más sombras que luces en su danza celestial.

EN EL CAMPO de la salud, Claudia defendió el Insabi con la pasión de una supernova, argumentando que su luz brilla para aquellos perdidos en la oscuridad del sistema de salud. Xóchitl, por otro lado, pareció una estrella fugaz intentando eclipsar a su contendiente, criticando la gestión de la salud con una mordacidad que buscaba oscurecer el brillo de Sheinbaum, pero terminó opacada por sus propios argumentos. Jorge, en su órbita distante, intentó iluminar el camino con críticas hacia ambas administraciones, pero sin lograr brillar lo suficiente como para capturar la atención del universo electoral.

LA CORRUPCIÓN, esa nebulosa que envuelve a la política mexicana, también tuvo su momento estelar. Sheinbaum, con la gravedad de un agujero negro, intentó absorber y desviar las acusaciones hacia Gálvez, quien respondió con la intensidad de un quasar, señalando tragedias y fallos bajo la administración actual. Mientras, Jorge intentaba, desde su posición más alejada del centro de poder, destacar las irregularidades orbitando alrededor de sus contrincantes.

EL DEBATE también nos llevó en un viaje a través de las constelaciones de seguridad, educación, economía, política exterior, y sostenibilidad ambiental. Cada candidato intentó ser el sol que ilumina el camino hacia un México mejor, con propuestas que variaron desde la continuidad de políticas hasta reformas integrales del sistema. Sin embargo, el espacio entre lo prometido y lo tangible se siente tan vasto como el universo mismo.

PERO en este peculiar sistema solar electoral, las colisiones de palabras y acusaciones resonaron como supernovas en el vacío, dejando tras de sí nebulosas de dudas y cinturones de asteroides de promesas por desentrañar. La gravedad de sus declaraciones intentó atraer a los votantes hacia sus respectivas órbitas, cada uno prometiendo ser la estrella polar que guiará a México hacia un destino más brillante.

SIN EMBARGO, dominó el campo gravitatorio de promesas, donde las partículas de verdad a menudo parecen perdidas en el espacio, eclipsadas por la retórica y las acusaciones de corrupción, como cometas que desaparecen en el horizonte sin dejar rastro. El debate fue un verdadero evento cósmico, con candidatos orbitando alrededor de temas críticos, a veces colisionando en puntos de fricción, generando chispas que iluminaron brevemente el oscuro universo político.

LOS MEXICANOS, pertrechados con lentes de eclipse solar,  asistimos a un espectáculo celestial, donde cada movimiento y contraataque fue calculado para desviar cometas de crítica o atraer lluvias de meteoritos de apoyo. A medida que México se aproxima al perihelio de las elecciones, los ciudadanos deben navegar por esta galaxia de información, usando sus telescopios de discernimiento para distinguir entre los destellos efímeros de las propuestas superficiales y las verdaderas luces guía que podrían conducir al país hacia un futuro más luminoso. Más allá de este cosmos de conflicto y promesa, la esperanza es la estrella más distante, brillando con la promesa de un mañana mejor, siempre y cuando podamos chartear un curso verdadero a través de este laberinto de estrellas y sombras.

AL FINAL del debate, el panorama quedó tan entrelazado como la Vía Láctea. Claudia Sheinbaum, intentando ser el sol que guía hacia la transformación del país, Xóchitl Gálvez, buscando un eclipse total para resaltar su propia luz, y Jorge Álvarez Máynez, el cometa que busca su lugar en el firmamento político. Ni el mismísimo Copérnico podría descifrar este eclipse político que todos los mexicanos nos dejó con más sombras que respuestas, y la ciudadanía ahora debe navegar por este cosmos de promesas y retórica para decidir cuál de estas estrellas merece guiar el destino de México. El universo electoral mexicano aguarda la próxima alineación de los astros, esperando que la luz de la verdad ilumine el camino hacia las urnas.

@Nido_DeViboras