NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN UNA FASTUOSA demostración de “responsabilidad social”, Aguakan pretende sorprender a los habitantes de Cancún con su más reciente finta filantrópica: el programa ‘Con Tinaco Sí Alcanza’. La iniciativa promete dotar a unas 2,000 familias tinacos de 450 y 800 litros, un gesto que, a primera vista, parece digno de aplauso. Sin embargo, bajo esta capa de altruismo se oculta una realidad menos generosa: la persistente evasión de responsabilidades de Aguakan en cuanto a la inversión en infraestructura adecuada para acabar con el problema del suministro de agua suficiente.

DESDE hace tres décadas, los residentes de las regiones 248 y 249 del municipio de Benito Juárez han sufrido por una baja presión de agua que clama soluciones estructurales, como la instalación de cárcamos de rebombeo y sus accesorios para eficientar la red de distribución. Pero en lugar de afrontar esta necesidad con inversiones sustanciales como es su obligación, Aguakan optó por la ruta del paliativo temporal: tinacos gratis. No se puede negar que el acceso a agua es crítico, especialmente en una zona propensa a huracanes, pero ¿es esta la solución definitiva o un mero parche que desvía la atención de la falta de infraestructura adecuada?

NO PODEMOS pasar por alto que detrás de esta campaña se encuentran los titiriteros de siempre: los propietarios de Desarrollos Hidráulicos de Cancún S.A. de C.V. (DHC), sociedad controlante de Aguakan, que reiteradamente ha evadido su responsabilidad de brindar un servicio de excelencia. Para añadir más sabor a esta sopa de conflictos de interés, resulta que el director general de Grupo Rotoplas, Carlos Rojas Aboumrad, también es socio de la concesionaria. Este vínculo arroja dudas sobre la transparencia de la “donación” de los tinacos, valuada en unos 5 millones de pesos.

ACTUALMENTE, Aguakan enfrenta una denuncia por fraude procesal que involucra cifras millonarias y las más altas esferas de su estructura corporativa: Jorge Ballesteros Franco y Jorge Ballesteros Zavala, presidente del Consejo y director del Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD), respectivamente. Con las sombras de corrupción acechando sobre ellos, la entrega de tinacos podría percibirse como un intento desesperado por limpiar su imagen, un lavado de cara tan superficial como efímero.

MIENTRAS tanto, la comunidad se ve obligada a aceptar estos recipientes de plástico como la única solución a su sed. Sin duda, el acceso temporal al agua es mejor que nada, pero los habitantes merecen soluciones de largo plazo que aseguren no sólo su supervivencia, sino su prosperidad. Aguakan, con su laberinto de intereses y evasiones, parece más interesada en llenar tinacos hoy, que en asegurar un futuro sin sed para los habitantes de los cuatro municipios de Quintana Roo cuya demanda de agua se comprometió a satisfacer con inversiones en infraestructura pero que hasta la fecha sigue sin cumplir.

QUEDA claro que, en este teatro de la beneficencia corporativa, los tinacos Rotoplas no son más que el decorado de una escena muy bien montada, donde la verdadera solución sigue esperando tras bambalinas. Lo que más alarma no es sólo la efectividad temporal de estos tinacos como solución, sino la evasión al cumplimiento de un contrato que la empresa pretende que se alargue hasta el 2053, sin importar la afectación a los ciudadanos a quienes, eso sí, les llega muy puntual el recibo con tarifas elevadísimas. Las familias de Benito Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos y Solidaridad necesitan más que simples recipientes; requieren un compromiso real por parte de sus proveedores de servicios para construir sistemas que garanticen la continuidad y calidad del servicio de agua potable.

@Nido_DeViboras