Sergio León Cervantes
Durante décadas, el mundo ha tenido los ojos puestos en China como sinónimo de producción barata, calidad aceptable y alta disponibilidad. Pero hoy, mientras muchos siguen importando compulsivamente desde Asia Oriental, hay dos gigantes que pisan fuerte y que México -sobre todo Quintana Roo- no puede darse el lujo de ignorar: India y Colombia.
India ha escalado a ser el quinto mayor productor industrial del planeta. Su capacidad de manufactura ya compite en volumen, precio y calidad con China. Pero, a diferencia de su vecino asiático, India enfrenta menos medidas antidumping, tiene menor vigilancia aduanera y en ciertos sectores incluso un tratamiento más ágil para entrar al mercado mexicano. En otras palabras: importar desde India es, en muchos casos, más barato arancelariamente que hacerlo desde China.
Por otro lado, Colombia no solo es un socio natural por cercanía geográfica y cultural, sino también por los beneficios del Tratado de Libre Comercio con México, que otorga arancel cero a una enorme gama de productos industriales, textiles, agroindustriales y tecnológicos. Además, la nueva Colombia productiva está apostando fuerte a la manufactura y la innovación.
Pero no se trata solo de importar. Se trata de construir. México -y especialmente Quintana Roo- debe dejar de ser solo consumidor para convertirse en anfitrión industrial. ¿Cómo? A través de dos herramientas clave.
El Polo del Bienestar: una política de atracción de inversión con enfoque social y territorial que abre la puerta a industrias limpias, tecnológicas y logísticas.
El Recinto Fiscalizado Estratégico (RFE): un modelo que permite importar maquinaria y materias primas sin pagar impuestos, producir y exportar con beneficios fiscales, generando empleo local y riqueza nacional.
Invitar a industrias de India y Colombia a producir desde Quintana Roo puede transformar la economía del estado.
No hablamos solo de fábricas; hablamos de empleo calificado, transferencia tecnológica, infraestructura, innovación y una nueva clase media productiva.
Además, lo que para ellos significa acceso preferencial al mercado norteamericano vía T-MEC, para nosotros significa desarrollo, empleo, educación técnica y una menor dependencia del turismo como única palanca económica.
En tiempos donde los ojos siguen mirando a China, la estrategia más inteligente es mirar hacia quienes nos miran con interés: India y Colombia. Pero hay que ir más allá del comercio y apostar por la producción conjunta, desde el Caribe Mexicano, hacia el mundo.
¡Hasta la próxima semana, con nuevos retos y oportunidades!
Sin miedo a la cima, que el éxito ya lo tenemos.
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