- En medio de señalamientos de sus altos mandos por una red de huachicol fiscal y hasta tráfico de fentanilo, la Secretaría de Marina (Semar) admitió que enfrenta como retos principales el trasiego de combustibles y drogas por parte de grupos criminales.
STAFF / AR
CIUDAD DE MÉXICO.- En medio de señalamientos de sus altos mandos por una red de huachicol fiscal y hasta tráfico de fentanilo, la Secretaría de Marina (Semar) admitió en su Programa Sectorial 2025-2030 que enfrenta como retos principales el trasiego de combustibles y drogas por parte de grupos criminales.
En la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se explica que las organizaciones criminales transnacionales han convertido a la mar en una de sus principales rutas de movilidad para estos delitos, empleando lanchas rápidas, embarcaciones de bajo perfil, semisumergibles, buques nodriza y redes de logística altamente especializadas.
Por ello, advirtió la necesidad de potenciar sus capacidades operativas, tecnológicas y estrategias de la Armada de México para consolidar un modelo de seguridad nacional, moderno y eficaz.
Entre otras cosas los objetivos del programa son detectar y asegurar envíos sospechosos de contener carga ilícita mediante inspecciones selectivas a contenedores y mercancías en puertos.
También robustecer los esquemas de protección y seguridad portuaria mediante la coordinación entre la Secretaría de Marina, autoridades aduanales y gobiernos locales.
Incluso, promover la adquisición y despliegue de tecnologías avanzadas de vigilancia, control de acceso y análisis de datos en instalaciones portuarias de alto valor estratégico y llevar un “seguimiento de cargas sensibles en recintos portuarios de alta prioridad mediante mecanismos de control y trazabilidad documental”.
El Programa Sectorial fue aprobado el pasado 6 de septiembre en un decreto por la Presidencia de la República en un momento en que la Marina se encuentra en el ojo del huracán por la aprehensión de mandos navales ligados al huachicol fiscal.
“El entorno marítimo nacional se encuentra inmerso, a la vez, en una compleja interacción de amenazas híbridas, que combinan actividades ilícitas de la delincuencia organizada transnacional, riesgos ambientales y tensiones geopolíticas”, reconoció la dependencia naval.
Ante este escenario indicó que requiere consolidar una Armada eficiente, robusta y moderna, que permita detectar, prevenir y neutralizar con eficacia las amenazas que comprometen la soberanía nacional, la seguridad de la población y la integridad de las zonas marinas y los territorios insulares mexicanos.
Indicó, además, la seguridad y defensa del entorno marítimo nacional ya no se limita al dominio físico: se extiende con igual urgencia al ciberespacio y al espacio informativo.
“La creciente digitalización del sector marítimo, junto con la sofisticación de las amenazas híbridas —incluidos los ciberataques y la desinformación dirigida— exige que la Armada de México fortalezca su arquitectura de seguridad digital, su resiliencia tecnológica y su comunicación social”, anotó.
En este contexto, expuso que la incorporación de la inteligencia artificial para el análisis de datos, la optimización de las operaciones navales y el apoyo a la toma de decisiones estratégicas se proyecta como una herramienta clave para incrementar la eficacia operativa y la anticipación táctica ante escenarios complejos.
Precisó que en el objetivo 1 del programa buscará potenciar las capacidades operativas, tecnológicas y estratégicas de la Armada de México para salvaguardar a la población, proteger los intereses marítimos nacionales y la seguridad nacional en las zonas marinas mexicanas, plataforma continental, territorios insulares y espacios estratégicos.
“Es así, que impulsar el Poder Naval implica más que dotar de medios materiales: demanda una preparación integral para la defensa y una comprensión geopolítica profunda de la dialéctica entre naciones, actores no estatales y de las relaciones internacionales”.
Reiteró que la Armada de México requiere contar con medios suficientes y capaces en los ámbitos de mar, aire, tierra y ciberespacio, respaldados por una doctrina operativa basada en inteligencia, alineada tanto con las necesidades de seguridad nacional como con el fortalecimiento de la política exterior del Estado mexicano.