- El puerto de Manzanillo, el más importante del Pacífico mexicano y principal puerta de entrada de mercancías para el centro del país, enfrenta una saturación por la retención injustificada de carga.
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CIUDAD DE MÉXICO.- El puerto de Manzanillo, el más importante del Pacífico mexicano y principal puerta de entrada de mercancías para el centro del país, enfrenta una saturación por la retención injustificada de carga.
Esto ha derivado en una “extorsión técnica” por el pago obligado para liberarla y largas filas de camiones en espera de las mercancías, reclamaron importadores.
Los quejosos, a los que se suman transportistas y empresarios, aseguran que los retrasos, costos excesivos y prácticas discrecionales han convertido en un laberinto los trámites para liberar un contenedor, lo que ocasiona gastos por almacenaje y estadía de camiones.
Por ejemplo, una vez que el contenedor es retenido por cualquier causa, el empresario debe pagar mínimo entre ocho y 12 mil pesos al día en cargos más comunes como transferencia, recepción en almacén y traspaleo, servicios que ofrece la terminal marítima por separado.
Este monto puede dispararse por almacenaje, que es cobrado por metro cúbico, y más si la carga requiere consolidación/desconsolidación especial o permanece más días en el puerto.
“Nosotros llegamos a pagar 400 mil pesos diarios de puro almacenamiento por metros cúbicos al recinto fiscal”, reprochó uno de los usuarios afectados.
El otro golpe a los usuarios proviene de las estadías, que corresponde al cobro de las líneas transportistas por mantener camiones retenidos en la aduana, con costos de entre 10 mil y 15 mil pesos diarios por unidad, aseguraron.
“Estas tarifas no las impone la aduana, pero se generan por la negligencia en sus procesos. Mientras más tardan en liberar las mercancías, más aumentan los costos. Ellos lo saben, pero no dan explicación alguna”, denunció un importador.
Aunque la Ley Aduanera establece que las revisiones no deben exceder cinco días hábiles, en Manzanillo los plazos se extienden hasta dos o tres meses.
A ello se suma la demora en la entrega de las actas circunstanciadas, documentos obligatorios que se liberan con retrasos de dos o tres días, lo que incrementa la incertidumbre, coincidieron los afectados, que omiten sus nombres por temor a que retengan su carga por más tiempo.
Con la urgencia de liberar los contenedores, los usuarios terminan aceptando criterios arancelarios más altos para liberar su carga.
“Al final terminamos pagando lo que ellos imponen, es una extorsión técnica, porque de otra forma la mercancía no sale. Te recomiendan informalmente que si te urge, lo mejor es pagar”, dijo otro afectado.
No obstante, empresarios advirtieron que en otros casos mercancías acaban en abandono porque los costos de almacenaje superan el valor mismo de los productos.
Óscar Benavides, presidente de la Asociación de Agentes Aduanales de Manzanillo, coincidió en que la saturación ha generado pérdidas millonarias, especialmente en importaciones de productos relacionados con las industrias del acero, del sector químico y textil, entre otros.
Benavides detalló que de los más de 4,000 contenedores que se procesan diariamente, unos 400 enfrentan demoras, con pagos de al menos 8 mil pesos al día en los servicios de almacén primario.
Es decir, las ganancias para la terminal portuaria por la retención de las mercancías es por lo menos de 3.2 millones al día.
En noviembre pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum dio el banderazo de salida para las obras del nuevo puerto Manzanillo-Cuyutlán, que busca convertirlo en el más grande de América Latina y el número 15 a nivel mundial.
El nuevo puerto ya inició con trabajos de dragado, pero su conclusión podría tardar hasta más de seis años, de acuerdo con fuentes portuarias.