Elmer Ancona Dorantes
México es un país que huele a muerte; en el territorio nacional se esparce la sangre de decenas de presidentes municipales asesinados y de los miles de activistas y defensores de derechos humanos acribillados.
México también huele a miedo, al pavor que emana de los millares de personas -niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres- desaparecidas que, en algún lugar del país, están clamando regresar a sus hogares.
Y en este juego de dolor, de perversidad, de negocio podrido, -juego que a los poderosos les encanta promover y fortalecer-, está de más preguntarnos quién se lleva la corona, el trofeo, el primer lugar.
¿Ganan las derechas? ¿Pierden las izquierdas? Para nada. Los únicos que salen derrotados en este tablero de persecución son los mexicanos, los ciudadanos, las familias, la niñez y la juventud muy en especial.
El cobarde asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, acribillado durante las Fiestas de los Fieles Difuntos, en plena plaza pública y ante decenas de personas, nos deja ver la mano y el rostro de los criminales que se alimentan de sangre.
Valdría la pena hacer un alto para documentar los asesinatos contra presidentes municipales que se han registrado en el país.
Durante el gobierno de Vicente Fox acribillaron a siete alcaldes, con Felipe Calderón a 31, con Enrique Peña a 39, con Andrés Manuel López Obrador a 87 y con Claudia Sheinbaum -hasta el momento- han sido asesinados ocho ediles de diferentes partidos.
También se tiene el registro de los activistas y defensores de derechos humanos que perdieron la vida ante el crimen organizado: con Felipe Calderón fueron 15, con Enrique Peña 161, y durante la administración de López Obrador y parte de la gestión de Claudia Sheinbaum 225.
Respecto a los homicidios dolosos –crímenes no políticos, a diferencia de los anteriores-, tenemos que durante la administración de Vicente Fox se cometieron 60 mil, con Felipe Calderón 121 mil, con Enrique Peña 157 mil y con López Obrador 198 mil.
Aún más, como mexicanos debemos protestar por las miles de personas que estuvieron o que permanecen hoy en día en calidad de desaparecidas.
Con Vicente Fox fueron 914, con Felipe Calderón 16 mil 889, con Enrique Peña 32 mil 682, con López Obrador 54 mil 049 y en lo que va de la gestión de Claudia Sheinbaum se tienen registradas 6 mil 814 personas que no han sido localizadas.
¿Vale la pena perder el tiempo discutiendo quiénes son los campeones, los triunfadores de toda esta barbarie?
Da pena, tristeza y vergüenza escuchar a gente de uno y otro bando, a izquierdistas y derechistas, a periodistas defensores de uno u otro régimen, culpar a los opositores.
Peor aún, genera demasiado dolor ver cómo los mexicanos somos simples espectadores de lo malo que acontece en México, sin levantar la voz, sin mover un dedo para participar en marchas contra la violencia, quejándonos de todo, sin influir en nada.
Vemos con dolor cómo quedamos atrapados en ideologías, en falsas doctrinas, en información manipulada enviada desde las cúpulas del poder, sin poder entender la forma tan profesional con la que están acabando con nuestros niños, con nuestros jóvenes, con nuestros hombres y mujeres.
México es un país que huele a muerte y lo único que hacemos es taparnos la nariz, viendo pasar los ataúdes de nuestra gente, de nuestros políticos que aparecen baleados en las plazas públicas o de nuestros hijos descubiertos en fosas clandestinas.
México se regocija en aplaudir a los campeones, a los triunfadores de este tiradero de cadáveres, sin comprender que a los que están enterrando son a nuestros seres amados.
Los mexicanos debemos hacer un alto en el camino y reconocer si somos parte del problema o de la solución, porque está en nuestras manos como ciudadanos poner un freno, un hasta aquí, a toda esta podredumbre que sólo emana hedor a muerte.
Hagamos una pausa en memoria de todos los caídos, de todos los desaparecidos, de todos los Carlos Manzo, los Bernardo Bravo, los Homero Gómez, de todos los que sí se atrevieron a levantar la voz para decir a los criminales que no serán dueños de nuestro querido México.
@elmerando




