- El James Webb Space Telescope, el telescopio más potente de la historia despegará en noche buena hacia el espacio para mostrar que es lo que hay más allá de nuestra galaxia.
MARIANA MONTES GONZÁLEZ / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Qué tal tener la oportunidad de explorar mundos más allá del Sistema Solar?, ¿o analizar las galaxias y estrellas formadas en los inicios de los tiempos? Próximamente, un nuevo ojo en el espacio brindará todas estas posibilidades.
Es el James Webb Space Telescope, el más grande y potente instrumento de su tipo jamás construido que, si no realizan ajustes al calendario de última hora, despegará de la Guayana Francesa en Nochebuena.
El telescopio, resultado de una colaboración entre NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, hará un viaje de 1.5 millones de kilómetros. Tendrá una órbita alrededor del Sol que le permitirá mantener seguros sus instrumentos más sensibles.
El Webb (nombrado en honor a un ex funcionario de la institución espacial estadounidense) realmente es enorme: el espejo principal posee un diámetro de 6.5 metros. El objeto está especializado en captar la luz infrarroja, lo cual representa una valiosa herramienta científica.
“Observará directamente una parte del espacio-tiempo nunca antes vista. Webb mirará una época en la que las primeras estrellas y galaxias se formaron, hace 13.5 miles de millones de años”, explica la NASA en un comunicado.
“La luz ultravioleta y visible emitida por los primeros objetos luminosos ha sido ‘estirada’ por la expansión continua del universo y nos llega hoy como luz infrarroja. Webb está diseñado para ‘ver’ dicha luz infrarroja con una sensibilidad y resolución sin precedentes”.
El nuevo ojo del cosmos, señala el documento, también dedicará tiempo a planetas y otros cuerpos del Sistema Solar, determinando sus orígenes y evoluciones a fin de compararlos con los exoplanetas, que son los que orbitan estrellas distintas al Sol.
“Observará exoplanetas localizados en las zonas habitables de sus estrellas (regiones donde los planetas podrían tener agua en la superficie) y podrá determinar si las señales de habitabilidad están presentes. Usando una técnica llamada espectroscopia de transmisión, el observatorio examinará la luz de las estrellas filtrada a través de las atmósferas planetarias para conocer sus composiciones químicas”.
Sin embargo, el telescopio no entrará en operaciones inmediatamente. Pasará meses desplegando sus espejos, escudo solar y otros sistemas menores, aparte de que llevará a cabo maniobras de alineación y calibración. Estos pasos tienen a los científicos muy nerviosos.
De acuerdo con The New York Times, hay cientos de puntos de potenciales fallas durante los procesos. Si algo sale mal, no existe esperanza de que humanos o robots intervengan y resuelvan el problema.
“¡Los despliegues son complejos, pero mi opinión es que se ha hecho todo lo que es humanamente posible!”, dice al medio estadounidense Garth Illingworth, de la Universidad de California, Santa Cruz, astrónomo involucrado en el proyecto desde el comienzo.
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