Sergio León Cervantes
En política, como en la vida, no basta con sembrar: hay que cuidar que la cosecha sea abundante y duradera. Mara Lezama ha marcado un antes y un después en la historia de Quintana Roo. No es retórica: los datos hablan. En apenas tres años, 177 mil personas salieron de la pobreza, el homicidio doloso cayó más de 50%, y el estado alcanzó una calificación crediticia de A(mex) por primera vez. Es la prueba de que gobernar con austeridad, justicia social y visión de futuro sí transforma.
Pero el reto es mayor cuando se es líder de un destino turístico de clase mundial. Con 28 millones de visitantes en 2025 y un mercado laboral que todavía depende en casi 60% del turismo, Quintana Roo enfrenta la pregunta estratégica: ¿cómo evitar la fatiga de depender de un solo motor económico?
La gobernadora ya encendió luces en el camino. Programas sociales masivos como Mujer es Poder o Comemos Tod@s no sólo amortiguan desigualdad, también construyen capital político y social. La inversión histórica en seguridad logró lo que parecía imposible: Cancún dejó de estar entre los destinos más violentos del país. Y con obras estratégicas como el Puente Nichupté o la Puerta al Mar, se consolidan las arterias que le darán oxígeno a la movilidad y a la conectividad.
Sin embargo, los próximos dos años son definitivos. Quintana Roo debe reforzar tres frentes:
- Turismo 5.0: pasar de medir éxito en visitantes a medirlo en gasto promedio. Apostar por turismo premium, médico, deportivo y cultural. Convertir Maya Ka’an y el sur en polos comunitarios que diversifiquen la oferta y eviten la saturación de Cancún y Tulum.
- Inmobiliario responsable: regular la especulación para que Tulum no sea espejo de una burbuja. Incentivar vivienda vertical para trabajadores, garantizar densidades sostenibles y crear un índice estatal que monitoree ocupación real vs. especulación.
- Industria ligera y logística: aprovechar el Recinto Fiscalizado Estratégico de Chetumal para atraer manufactura turística, autopartes ligeras y bioproductos de sargazo. Hacer del corredor Cancún–Progreso–Chetumal–Belice un hub del Caribe.
La psicología social enseña que la confianza colectiva es un activo político invaluable. Si en estos dos años el gobierno logra sembrar la idea de que Quintana Roo ya no es sólo un paraíso turístico sino también un estado productivo, sólido y diversificado, la narrativa del bienestar se transformará en narrativa de prosperidad.
El arte de vender política no está en maquillar cifras, sino en mostrar cómo cada dato se traduce en futuro. ¿Qué significa 177 mil personas menos en pobreza? Que habrá más consumo local. ¿Qué significa reducir 50% los homicidios? Que la marca Cancún puede recuperar su prestigio global. ¿Qué significa la calificación crediticia A(mex)? Que hoy el estado puede financiar obra pública más barata y más verde.
Si Mara Lezama capitaliza estos logros y se atreve a sembrar en turismo premium, inmobiliario regulado, industria ligera y logística regional, Quintana Roo no sólo consolidará su liderazgo como destino de playa, sino que también se convertirá en ejemplo nacional de cómo la justicia social puede caminar de la mano de la productividad.
Ese es el verdadero legado posible: El futuro ya empezó.
¡Hasta la próxima semana, con nuevos retos y oportunidades!
Sin miedo a la cima, que el éxito ya lo tenemos.
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